En Colombiamoda 2025 los pueblos Arhuaco, Kankuamo y Wiwa participan con mochilas, tapetes, tejidas con fique y algodón.
Con mochilas, tapetes, individuales y paneras tejidas con fique y algodón, más de 120 artesanas y artesanos indígenas de los pueblos Arhuaco, Kankuamo y Wiwa se toman uno de los escenarios más importantes de la industria de la moda en América Latina: Colombiamoda 2025.
Este hito no solo representa una vitrina para sus creaciones, sino una oportunidad concreta para cerrar brechas económicas y reivindicar su papel en el tejido productivo del país.
La participación se da en el marco del programa ‘Fibras naturales indígenas’, una iniciativa del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, Colombia Productiva y la Universidad Pontificia Bolivariana, que busca posicionar el saber ancestral como un eje de desarrollo económico, social y cultural.
Fibras que cuentan historias: tradición, territorio y sostenibilidad
Cada pieza exhibida en el estand del Mercado de la Moda Circular lleva impresa una narrativa. No es solo tejido: es historia viva, es resistencia cultural, es una manera de sanar el territorio a través del arte manual. Las fibras naturales, teñidas con pigmentos orgánicos, son trabajadas mediante técnicas que han pasado de generación en generación.
El resultado son productos artesanales de alto valor cultural y comercial, como mochilas, hilos, textiles decorativos y utensilios de mesa, que representan un patrimonio inmaterial en riesgo, pero también una promesa de futuro.
“Esta articulación permite cerrar brechas tecnológicas, organizativas y comerciales, y contribuye a mejorar la calidad de vida de los artesanos indígenas, quienes han sido históricamente marginados y golpeados por el conflicto armado”, afirmó la ministra Diana Marcela Morales.
Del territorio al mercado: la moda indígena llega al consumidor global
Colombiamoda 2025 no solo es un escaparate. Es también un aula abierta, un espacio de aprendizaje colectivo. La participación de estas comunidades permite un diálogo directo con diseñadores, compradores internacionales y el consumidor urbano, lo que a su vez potencia la mejora continua de sus productos y la apertura de nuevos mercados.
Este contacto cercano con los actores del sistema moda permite entender tendencias, ajustar procesos productivos y recibir retroalimentación valiosa, todo sin perder la esencia cultural ni comprometer los principios de sostenibilidad y respeto por el territorio.
Un modelo de desarrollo basado en el conocimiento ancestral
El programa ‘Fibras naturales indígenas’ va más allá del comercio. Es un proceso integral de recuperación de la memoria cultural. Incluye ejercicios simbólicos que valoran los saberes de las mujeres mayores, documentan técnicas que están en riesgo de desaparecer y las convierten en productos con identidad y alto valor agregado.
Cada mochila, cada tapete, es el resultado de un proceso colectivo de sanación y construcción de autonomía económica, donde la memoria se transforma en motor de desarrollo.
Reindustrialización con rostro étnico y enfoque territorial
Esta apuesta se enmarca en la Política de Reindustrialización del Gobierno del Cambio, que promueve una transformación productiva basada en el respeto a la diversidad cultural y el impulso de la agroindustrialización con enfoque territorial.
En este contexto, las fibras naturales como el fique y el algodón no solo son materias primas. Son también instrumentos de justicia económica, medioambiental y cultural. A través de ellas, las comunidades indígenas reconstruyen sus economías, fortalecen sus identidades y aportan a la diversificación del aparato productivo nacional.
Moda con propósito: la reparación como eje del desarrollo
La participación de estas comunidades en Colombiamoda 2025 también responde a los compromisos del Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas (SNARIV). En este sentido, la iniciativa articula el desarrollo productivo con la reparación simbólica y económica, generando espacios para que las víctimas del conflicto puedan transitar hacia la autonomía y la sostenibilidad.
Este tipo de programas reconoce que no hay justicia sin oportunidades, y que la inclusión productiva es una de las formas más poderosas de reparar, sanar y construir paz desde lo cotidiano.
Colombia se viste de diversidad: hacia un sistema moda más justo e inclusivo
El éxito de esta experiencia en Colombiamoda 2025 marca un punto de inflexión en la forma en que entendemos la moda en Colombia. No se trata solo de tendencias o pasarelas, sino de una transformación estructural donde los saberes indígenas, la sostenibilidad y la equidad se convierten en valores centrales de un nuevo paradigma productivo.
Las fibras naturales indígenas ya no son solo una expresión cultural: son una apuesta concreta por un modelo económico que reconozca la diversidad, potencie el talento colectivo y democratice el acceso a los beneficios del desarrollo.
La participación de los artesanos Arhuacos, Kankuamos y Wiwas en Colombiamoda 2025 demuestra que el futuro de la moda puede —y debe— estar tejido con hilos de dignidad, memoria y sostenibilidad. Esta no es solo una vitrina para vender productos; es una plataforma para transformar vidas, reescribir historias y construir una economía más justa desde los territorios.
Los tejidos que nacen de estas manos no son solo arte: son una declaración de soberanía cultural, un acto de reparación y una apuesta por un país donde todas las voces tengan lugar en el desarrollo.
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