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El café de la Sierra Nevada en manos de mujeres

Por Código Prensa
El café de la Sierra Nevada, cuenta con la pasión y entrega de las mujeres cafeteras.

El café de la Sierra Nevada, además de ganar cada día un espacio más amplio en el mercado, cuenta con la pasión y entrega de las mujeres cafeteras. Aquí te presentamos algunas de ellas

El Día Nacional del Café, que se celebra en Colombia los días 27 de junio de cada año, es una oportunidad para resaltar el trabajo que hacen cientos de mujeres en los distintos eslabones de la cadena productiva del café, especialmente en el que se produce en la Sierra Nevada de Marta con calidad excepcional.

Ha sido protagónico de las mujeres en las tareas dentro del trabajo en la unidad productiva, en el que se incluye la recolección de la cereza madura, el lavado, el secado, la selección de los granos, la administración financiera, de personal, en combinación con tareas domésticas y en su rol como pilar fundamental de la familia.

Pero su participación en la cadena del producto insignia de Colombia también abarca la asesoría técnica en campo, las gestiones comerciales del café verde, pergamino y tostado, los emprendimientos familiares y personales, la catación, los controles de trazabilidad y el barismo.

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También hay muchas mujeres destacándose en la asesoría técnica en campo, las gestiones comerciales, los liderazgos gremiales, la logística internacional, la gerencia de cooperativas, asociaciones, empresas privadas y comercializadoras de café a gran escala. Y tantos otros roles que figuran en el imaginario de muchas personas como tareas propias del género masculino.

Gracias a la iniciativa integradora del Clúster de Cafés Especiales de la Cámara de Comercio de Santa Marta para el Magdalena y con el apoyo del Proyecto Colombia más Competitiva que ejecuta Red Ecolsierra, con financiación de la Cooperación Suiza, se dan a conocer esta semana las historias de las Mujeres del Café, en el marco del Festival de Café 2024.

Una productora emprendedora

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Ana Delia Becerra es una soñadora empedernida. Con toda la creatividad que tiene y la buena energía que irradia ha logrado desarrollar varios emprendimientos familiares que giran, todos, en torno a la cultura cafetera y a la Sierra Nevada de Santa Marta.

Hace ya 20 años que es asociada de Red Ecolsierra, una asociación que reúne 300 familias caficultoras, y su historia es especialmente inspiradora. Es hija, nieta y esposa de cafilcultor.  Una vez que se hizo adulta se enamoró de un recolector de café que la entusiasmó a seguir en el negocio paterno. Y con el apoyo de su padre compraron la Finca La Eskandia y empezaron a trabajar su propia tierra. A los 29 años su esposo perdió la vida en accidente de tránsito y le tocó sacar adelante los cultivos de café. Como para Ana Delia no hay límites, también adecuó su finca para recibir turistas que quieran conocer la Sierra Nevada y conocer directamente los métodos de producción del café.

Ana Delia Becerra y sus hijos ahora cultivan el café en familia y juntos producen un café sabroso, orgánico, de alta calidad y cosechado con el corazón.

La directora de una cafetería premium

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Ana Diazgranados llegó al mundo del café “por casualidad”, y con constancia y determinación, durante 5 años, se convirtió en directora de la cafetería Vivolo Café, ubicada en una de las zonas turísticas más privilegiadas de Santa Marta.

Ella dice que su secreto ha sido la educación constante, trabajar en conjunto la pasión y la disciplina, rodearse de mentores que le lleven de la mano para una mejora continua, ser resiliente y tener determinación para superar las barreras de género que caracterizan este segmento de negocio.

“Algo que me ha ayudado es el empoderamiento y la sororidad, porque entre nosotras podemos crear redes de apoyo, transmitir fortaleza a nuestras compañeras cuando se sientan afectadas por alguna circunstancia, encontrar juntas soluciones a los desafíos que nos presenta el día a día y ser capaces de reconocer cuando alguien más, sea hombre o mujer, nos está dando un consejo que nos puede conducir al éxito”, dice Ana.

Experta en controles de calidad

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Mildred Niebles Jiménez lleva en sus venas y en su corazón la pasión por el campo, heredada de su padre. Y por eso, desde muy joven ha estado involucrada en el trabajo de la finca, el beneficio del café, el mejoramiento de los procesos en favor de la calidad, la catación, el barismo, la comercialización y el gremio de caficultores.

Huérfana de padre y madre tomó las riendas del negocio familiar a los 22 años, se formó como catadora profesional, se certificó Qgrader y Qprocesser y hoy en día lidera los procesos de calidad de Red Ecolsierra, una organización que exporta café orgánico de especialidad a 11 países en 4 continentes. Mildred también es dueña de su propia marca de café Campo Alegre.

“Lo que me ha permitido destacarme en este mundo del café ha sido mi constancia y la bendición de que siempre he encontrado quien crea en mis capacidades. Tener la oportunidad de demostrar lo que somos capaces de hacer es la recompensa al esfuerzo. Por eso me gusta tanto compartir mi conocimiento con otras mujeres y otros jóvenes, porque entre todos podemos romper paradigmas y fortalecer la cultura cafetera del país”, apunta Mildred.

Asesora técnica de campo

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Tatiana Vasco es estudiante de Ingeniería Agronómica y hace parte del área técnica de Red Ecolsierra en la zona de Palmor. Es también integrante de la tercera generación de caficultores de su familia. A través del grupo de jóvenes llegó a la asociación de productores ecológicos y pronto pasó a integrar el equipo administrativo.

Cuenta que el trabajo en campo le ha permitido conocer mucha gente maravillosa y cuando llega a las fincas siente que es recibida con muy buena actitud por parte de las familias campesinas. Por eso, las dificultades de su trabajo no se relacionan con las barreras de género sino más bien con los obstáculos para acceder a zonas distantes, con carreteras en muy mal estado y muchas veces por tramos muy escarpados.  

Productora y empresaria

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Sandra Palacios es gerente de Cooagronevada desde hace más de 10 años. Su familia es de tradición cafetera y por eso, desde muy joven hace parte de la industria cafetera. Como líder de la cooperativa de caficultores y agricultores ha logrado importantes avances en materia de equidad de género y acceso igualitario a recursos para las familias campesinas.

“Históricamente el rol de las mujeres ha sido indispensable para el desarrollo de la industria cafetera. Siempre hemos estado ahí, aportado, tomando buenas decisiones, cuidando el medio ambiente, pero el trabajo había sido invisibilizado. Ahora nos hemos abierto espacio en escenarios relevantes en el país y en el extranjero, y por eso se reconoce nuestra labor”, apunta Sandra.

Palacios es responsable de la creación de una marca de cafés exclusivamente producida por manos femeninas, con el sello Woman Care, que se comercializa internacionalmente, en el que se resaltan las notas achocolatadas, frutos rojos, caramelo, nuez, cuerpo cremoso y acidez media alta: “Ese es el atractivo diferencial de nuestro café”, resalta.  

“Muchas de las caficultoras hemos sido víctimas del conflicto armado y encontramos en el café una oportunidad para superar la violencia, crecer, transformar nuestras fincas en negocios prósperos y nuestras empresas en negocios sostenibles y sustentables, en armonía con el medio ambiente”, concluye.

Café de la Sierra Nevada

Desde hace algunos años, en restaurantes y viviendas de países de América del Norte y Europa se toma café orgánico colombiano producido en la Sierra Nevada de Santa Marta, que no es una región con tradición cafetera, pero que en los últimos años se ha dedicado a la producción de cafés especiales.

El grano de la Sierra es cultivado bajo la sombra de árboles nativos (como el nogal cafetero y el guamo santafereño) que crecen en el llamado ‘Cinturón del café del Caribe’, conformado por cuatro municipios del departamento del Magdalena: Aracataca, Santa Marta, Ciénaga y Fundación.

Allí, las plantas crecen en alturas entre los 800 y los 1.600 metros sobre el nivel del mar y son cultivadas por familias indígenas y campesinas que no utilizan insumos químicos.

VER: Las peripecias de pequeños cafeteros de la Sierra Nevada en navidad

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