El caracol gigante africano (Lissachatina fulica) es una especie invasora que ha llegado a Colombia desde hace más de una década y que representa un grave riesgo para la salud pública, la agricultura y la conservación de los ecosistemas nativos.
Uno de los lugares donde se ha detectado la presencia de este molusco es el corregimiento de Palmor, en la Sierra Nevada de Santa Marta, uno de los sitios con mayor biodiversidad del mundo y declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco.
Según un reporte de la comunidad, el caracol gigante africano se ha encontrado en el centro del pueblo, donde se alimenta de las plantas ornamentales y frutales de las casas.
Ante esta situación, la Corporación Autónoma Regional del Magdalena (Corpamag) realizó una visita al sector para atender la problemática y socializar con los habitantes las medidas de prevención y control que se deben adoptar para evitar la propagación y el impacto de esta especie. Así lo informó la entidad en su cuenta de Twitter.
Lo que debes saber
El caracol gigante africano puede llegar a medir hasta 20 centímetros de longitud y tiene una concha de color violeta oscuro con bandas amarillas.
Su ciclo de vida es muy rápido y puede reproducirse tanto sexual como asexualmente, produciendo hasta 1200 huevos al año.
Además, tiene una gran capacidad de adaptación a diferentes condiciones ambientales y puede entrar en un estado de letargo cuando hay sequía o frío.
Esta especie es considerada una plaga por su voracidad y su amplio espectro alimenticio, que incluye más de 500 especies vegetales, entre ellas cultivos como café, cacao, plátano, caña de azúcar, maíz, arroz y hortalizas.
Su presencia afecta no solo la producción agrícola sino también la biodiversidad nativa, al competir por el alimento y el espacio con otras especies de caracoles y moluscos endémicos.
Por estas razones, es fundamental que la ciudadanía tome conciencia de la gravedad de este problema y colabore con las autoridades ambientales en la prevención y el control de esta especie.
Algunas de las recomendaciones son:
- No comprar, transportar ni liberar caracoles gigantes africanos, ni usarlos como mascotas, alimento o remedio.
- Revisar las plantas, abonos y materias orgánicas que se adquieran o se trasladen de un lugar a otro, para evitar la dispersión de los caracoles o sus huevos.
- Recolectar los caracoles que se encuentren en los cultivos, jardines o patios, usando guantes y bolsas plásticas, y aplicarles cal viva o sal para deshidratarlos y matarlos.
- Enterrar los caracoles muertos a una profundidad de al menos 50 centímetros o incinerarlos, y lavar bien las herramientas y los recipientes que se hayan usado.
- No arrojar los caracoles vivos o muertos a la basura, al agua o al suelo, ni usarlos como abono orgánico, ya que pueden sobrevivir y reproducirse.
- Informar a las autoridades ambientales sobre la presencia de caracoles gigantes africanos en zonas donde no se hayan reportado antes, para que se tomen las medidas pertinentes.
- Acudir al médico en caso de presentar síntomas como dolor de cabeza, fiebre, rigidez de nuca, náuseas, vómito o alteraciones neurológicas, y no automedicarse ni consumir remedios caseros.
El caracol gigante africano es una amenaza latente para la Sierra Nevada de Santa Marta y para todo el país.
Su control y erradicación requiere del compromiso y la participación activa de todos los sectores sociales. Solo así podremos proteger nuestro patrimonio natural y nuestra salud.