Más de 2.500 personas asistieron a una jornada que unió al talento local con más de 1.100 vacantes y lanzó la Mesa Distrital de Empleo.
En una ciudad marcada históricamente por el desempleo, la informalidad laboral y la falta de articulación entre el talento local y las necesidades del sector productivo, Santa Marta acaba de dar un golpe sobre la mesa. La Feria de Empleo Santa Marta 500 Años no fue solo una jornada de postulaciones masivas: fue un mensaje que, si hay oportunidades para todos, pero solo si se suman voluntades.
Este 1 de mayo —Día Mundial del Trabajo— es el momento idóneo para indicar estos números históricos, más de 2.500 samarios acudieron al llamado hecho por la Alcaldía Distrital. La feria, organizada por la Agencia Pública Distrital de Empleo, con apoyo de la Secretaría de Desarrollo Económico y Competitividad, logró reunir a más de 40 empresas, 7 agencias de empleo y más de 6.000 ciudadanos con perfiles diversos. El escenario fue el Coliseo Mayor, un espacio convertido en punto de encuentro entre quienes buscan oportunidades laborales y quienes las ofrecen.
Santa Marta necesitaba esto
Santa Marta tiene una deuda histórica con el empleo formal. En los últimos años ha figurado entre las ciudades con mayores tasas de informalidad laboral en Colombia. En ese contexto, que se realice una feria con más de 1.100 vacantes disponibles, acompañada de servicios integrales para mejorar el perfil de los aspirantes, no solo es una buena noticia: es un respiro para miles de ciudadanos que sienten que el mercado laboral les ha cerrado la puerta.
La gran asistencia demuestra algo fundamental: el talento samario existe, pero no siempre ha tenido la vitrina adecuada para conectarse con el mundo empresarial. Eso fue precisamente lo que se logró con la feria: una conexión real, tangible, y sin filtros, entre quienes buscan trabajo y quienes lo generan.
Los números que cuentan
La magnitud del evento se puede medir en cifras. Más de 2.500 asistentes, más de 6.000 inscritos previamente en plataforma, más de 1.100 vacantes ofertadas en áreas como ventas, hotelería, contabilidad, tecnología, logística y servicio al cliente. Se brindaron servicios de orientación ocupacional, talleres para mejorar la hoja de vida, simulacros de entrevistas y asesorías personalizadas. Todo gratuito. Todo con el sello de una política pública que busca acortar brechas y generar equidad.
La participación fue transversal. Hubo jóvenes recién egresados, madres cabeza de hogar, personas con discapacidad, migrantes, víctimas del conflicto armado, comunidades étnicas y población LGBTIQ+. Todos tuvieron acceso a las mismas oportunidades, sin discriminación, bajo un enfoque de inclusión activa impulsado por la estrategia Ruta Empleo 500+.
El sector empresarial dijo presente
Un punto alto fue la contundente presencia empresarial. Más de 40 empresas apostaron por el evento, desde firmas de gran trayectoria como Amarilo, Country Center, Wyndham y Atesa, hasta negocios locales que quieren fortalecer su capital humano. También participaron agencias como Magneto y Vacantes Colombia, y entidades de formación como Cajamag, el SENA, la Universidad del Magdalena, Uniminuto, la Universidad Sergio Arboleda y la USM.
La articulación público-privada fue clave. El evento no se quedó en discursos: se tradujo en hojas de vida entregadas, vacantes aplicadas y, en muchos casos, procesos de selección iniciados en el mismo lugar. Esa es la diferencia entre una feria de empleo tradicional y lo que ocurrió en Santa Marta.
La gran apuesta: la Mesa Distrital de Empleo
Pero quizás el mayor legado del evento no es inmediato, sino estructural. En el marco de la jornada se anunció la creación de la Mesa Distrital de Empleo, un espacio de coordinación interinstitucional que integrará a actores públicos, privados y del sector educativo para diseñar estrategias de generación de empleo sostenible.
Esta mesa será liderada por la Administración Distrital y coordinada por la Agencia Pública Distrital de Empleo. El objetivo: pasar de eventos puntuales a una política de empleo permanente, con diagnósticos, datos actualizados, alianzas y seguimiento a los procesos.
Se trata de sentar las bases de una ciudad que entienda el empleo no como un favor, sino como un derecho que se puede garantizar con voluntad política, planeación y articulación.
Una ciudad que busca sanar sus heridas sociales
Detrás de cada hoja de vida entregada en la feria hay una historia. Hay madres que necesitan alimentar a sus hijos, jóvenes que no quieren seguir dependiendo económicamente de sus padres, profesionales que se formaron con esfuerzo y que no han logrado conseguir un primer empleo. Hay también desplazados, víctimas, personas excluidas del sistema por años.
Por eso, esta feria no fue solo una vitrina de empleo. Fue también un espacio de reparación simbólica. Muchos asistentes salieron de allí con esperanza renovada, no porque ya tengan el empleo asegurado, sino porque por fin alguien los escuchó, los asesoró, les tendió una mano. La voz de una joven como Liliana Rodríguez lo resume todo: “Nos devuelven la esperanza. Nos hacen sentir que sí es posible”.
Un reto para seguir construyendo
La Feria de Empleo Santa Marta 500 Años fue un hito, pero no debe ser una excepción. El reto ahora es institucionalizar este tipo de iniciativas, replicarlas en diferentes puntos del Distrito, fortalecer la Agencia de Empleo con más personal y tecnología, y mantener la confianza del sector empresarial. Que la mesa distrital no se quede en reuniones, sino que construya rutas claras para conectar las vacantes disponibles con el potencial humano que tiene la ciudad.
El empleo no puede depender solo de ferias. Debe ser el eje de la política pública local, una prioridad transversal en el Plan de Desarrollo. Porque mientras haya personas sin oportunidades, no habrá ciudad digna, ni justa, ni sostenible.
VER: Agencia Pública de Empleo de Santa Marta: Innovación en empleo público