Portada Portada Los pescaíteros le dicen ¡no más! a los ‘patios rumberos’

Los pescaíteros le dicen ¡no más! a los ‘patios rumberos’

Por Angelina Guzmán Cansario

Aseguran que con los turbos de los ‘patios rumberos’, su tranquilidad acabó, por lo que piden más control de parte de las autoridades.

Es una verdadera aberración. ¡Qué cultura ni qué carajo! así describen varios vecinos del sector de Pescaíto la situación que existe con los llamados ‘Patio rumberos’, los cuales se han convertido en focos de contaminación auditiva y hasta inseguridad.

Los moradores del emblemático barrio, coinciden en afirmar que desde la pandemia están viviendo un calvario por el ruido que les impide convivir en familia y que incluso ha enfermado de los nervios a varios de sus familiares.

Carmen Curvelo, residente en el sector desde hace más de 70 años, manifestó estar de acuerdo con las acciones de control y operativos de seguridad y contra el ruido que ha adelantado la Alcaldía de Santa Marta.

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“Ya esto no es como antes, yo tengo 74 años y los que hoy se está viviendo es una porquería. Desde las 9:00 de la noche es una maratón de muchachos. A veces amanecen botellas regadas en los pisos, piedras hechas migas, hasta sangre, porque esto es un desorden”, manifestó Carmen Curvelo, una mujer de la tercera edad que no soporta un escándalo más.

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PIDEN MÁS CONTROLES CONTRA EL RUIDO

La preocupación es generalizada, pero pocos son los que se atreven a denunciar porque temen que los propietarios de los patios rumberos tomen represalias en su contra.

Una mujer, quien ha pedido no revelar su identidad, dijo que, aunque han querido dialogar con los picoteros no han logrado nada, explica que a ellos no les importa que las paredes de las casas cercanas tiemblen por la fuerza de los bajos.

“En mi casa ya no se puede dormir, ver televisión, ni hablar. Esto ha provocado que a la gente se le altere los nervios y se le suba la presión. Llueva, truene o relampaguee infaltablemente todos los fines de semana está el escándalo de los turbos”, afirmó una ciudadana.

Por tanto, la comunidad pide que se siga con los controles, puesto que, el bienestar y la estabilidad de un negocio no puede acabar con la tranquilidad de todo un vecindario.

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