Francisco Nuibita Dingula le lleva una vida de experiencia a los ‘pajareros’ de la Sierra Nevada de Santa Marta. Él y las aves han sido uno desde tiempos remotos.
Es hijo de un mamo y todos pensaban que Francisco también lo sería. De hecho, está a punto de serlo, pero no guiando a su pueblo sino a avituristas.
Su conexión con las aves no es de esta esfera, viene de mucho más allá. Del lugar donde se destinan quienes rigen los hilos de la madre naturaleza.
Su padre fue preparado para cumplir una misión desde el momento de nacer; a Francisco le cogió un poco tarde, pero el tiempo es lo de menos. ¡Ya está en proceso!
El 24 de junio Francisco pisó el primer escalón para ser un ‘pajarero’ profesional. Fue certificado en el primer curso de avistamiento de aves en la Sierra Nevada.
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UN GUÍA ESPECIAL
Es el tercero de 10 hermanos, hijo de Agustín Nuibita y Josefa Dingula. Oriundo del pueblo Siraka, un caserío indígena de unas 20 familias a una hora de Palomino, La Guajira.
Es el claro ejemplo de superación. Terminó la primaria en su pueblo y hace cinco años estudia la secundaria en la Institución Educativa Distrital Simón Bolívar de Gaira.
Ya sabe a qué se va a dedicar cuando se gradué el año entrante: Guía cultural y de aviturismo. Hablará desde su perspectiva indígena sobre las aves. ¡Fantástico!
Cumplir su sueño ha sido impulsado por uno de esos seres que el plan eterno le tenía preparado. Una persona que ha creído en su habilidad y entusiasmo.
AVES MENSAJERAS
El nivel de importancia de las aves es el mismo que los humanos para los indígenas Kogui. Ellas son las encargadas de darles noticias y advertirles sobre las cosas futuras.
Cuando un Colibrí entra por salir a una de sus casas, eso quiere decir que vienen desconocidos a visitarlos o familiares con regalos y nuevas noticias.
Por su parte, el Cuco Ardilla tiene tres cantos diferentes. Para los Kogui uno avisa de manera positiva, otro de manera negativa y el tercero los advierte del peligro de serpientes en el camino.
Francisco conoce en su idioma los nombres de muchas aves, pero se está preparando para traducirlas al español; aún le cuesta identificarlas en los dos idiomas.
VÍCTIMA DEL CONFLICTO ARMADO
Nuibita apenas tenía un par de años cuando fue desplazado con su familia por grupos guerrilleros desde Nimashi, parte alta de la Sierra Nevada de Santa Marta hasta Seywiaka.
Dice que no ha sido fácil para ellos, la tierra donde viven ahora sus padres es árida. Solo pueden sembrar yuca, caña y cacao. Añoran la fertilidad de la parte alta de la sierra.
Al preguntarle sobre las fechas cuando ocurrió este infortunio, no sabe decirlo. Ellos no usan las edades ni los años para medir su vida, se conocen por ser jóvenes o viejos.
Francisco tampoco conoce su edad real. Cuando llegó a Santa Marta le fue necesario registrarse, según la cédula de ciudanía tiene 22 años.
UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE
Del 22 al 25 de junio se realizó el primer curso de Avistamiento de Aves en la Sierra Nevada de Santa Marta. A Francisco su ángel le regalo la inscripción, fue toda una sorpresa para él.
No desaprovechó ni un minuto de la experiencia en la Sierra Nevada. Compartió con nueve compañeros su experiencia y recibió muchos elogios por su incansable amor por las aves.
Francisco Nuibita está rompiendo el paradigma de todos sus coterráneos. La mayoría de las tribus indígenas creen que el ecoturismo atenta contra su integridad. El cree lo contrario.
Pronto la Sierra Nevada de Santa Marta será testigo de un espectáculo nunca antes visto. Uno de sus hijos mas entrañables le dará a conocer al mundo las maravillas de su casa.