La samaria María Claudia Lacouture Pinedo advierte que Colombia deberá gestionar con pragmatismo los cambios derivados de la administración Trump.
La reciente elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos ha generado múltiples interrogantes y expectativas sobre el futuro de las relaciones comerciales con Colombia, una nación que históricamente ha mantenido estrechos lazos económicos y de cooperación en áreas estratégicas con su principal socio en América.
En este marco, la presidenta de la Cámara Colombo Americana, la samaria María Claudia Lacouture Pinedo, destacó la importancia de preparar a Colombia para enfrentar un enfoque transaccional que prioriza los beneficios inmediatos y la reducción de costos sobre las alianzas a largo plazo. Su análisis subraya que este cambio de dirección política en Estados Unidos podría reconfigurar aspectos clave del comercio y la cooperación bilateral.
Enfoque transaccional: modelo Trump de relaciones
La administración Trump se ha caracterizado por un enfoque transaccional en las relaciones internacionales, centrado en maximizar los beneficios económicos y minimizar los compromisos que, según sus palabras, “limitan” la autonomía económica de Estados Unidos. Para Colombia, que cuenta con un Tratado de Libre Comercio (TLC) con su vecino del norte desde 2012, esta perspectiva plantea tanto retos como oportunidades.
En palabras de Lacouture, esta visión no es nueva: el primer mandato de Trump mostró claros indicios de que las relaciones bilaterales serían evaluadas desde la rentabilidad. Sin embargo, este pragmatismo plantea ciertos desafíos que el gobierno colombiano deberá gestionar con precisión.
Por ejemplo, mientras que el TLC ha facilitado un intercambio comercial significativo -en 2023, las exportaciones colombianas hacia Estados Unidos superaron los 13.500 millones de dólares-, la renegociación de los términos de este acuerdo podría reducir los beneficios en sectores como el agrícola, que ha encontrado en el mercado estadounidense una fuente de crecimiento y sostenibilidad.
Lacouture subraya que esta relación complementaria representa una ventaja estratégica para Colombia, que exporta productos relevantes como café, flores y textiles a Estados Unidos, y recibe en retorno maquinaria, tecnología y bienes de capital.
La visión de Trump sobre la seguridad y la migración
En materia de seguridad y migración, Lacouture considera que ambos gobiernos persiguen objetivos similares, aunque sus métodos pueden divergir drásticamente. La política de Trump hacia Colombia ha enfatizado la necesidad de cooperación en la lucha contra el narcotráfico y el control migratorio hacia Estados Unidos.
En este sentido, Colombia ha sido un aliado clave en el control del tráfico de drogas, con múltiples operaciones conjuntas que buscan reducir el flujo de estupefacientes hacia el mercado estadounidense.
No obstante, el enfoque transaccional podría hacer que estas políticas se vuelvan más exigentes, lo cual pone a Colombia en una situación compleja, pues deberá cumplir con las expectativas estadounidenses sin comprometer su propia estabilidad interna. Esto podría traducirse en presiones adicionales para aumentar las cifras de erradicación de cultivos ilícitos o para fortalecer el control de fronteras en colaboración con EE. UU.
La relación con un Gobierno de izquierda en Colombia
Colombia vive un momento histórico en el cual su presidente, Gustavo Petro, representa la primera administración de izquierda en la historia reciente del país. Las diferencias ideológicas entre Trump y Petro podrían añadir una capa de tensión en la relación bilateral, particularmente en temas sensibles como la política exterior, los derechos humanos y las políticas ambientales.
Lacouture señala que, aunque ambos líderes podrían tener objetivos similares en términos de reducir la migración y controlar el narcotráfico, la metodología de Trump y la perspectiva de Petro sobre cómo abordar estas cuestiones divergen ampliamente.
Petro ha mostrado interés en renegociar algunos puntos del TLC para proteger a los agricultores colombianos, quienes históricamente han tenido que enfrentar una competencia desigual con las importaciones estadounidenses. Sin embargo, Lacouture advierte que esto podría ser un error, ya que cualquier renegociación requeriría no solo el visto bueno de Trump, sino también la aprobación del Congreso de Estados Unidos.
El riesgo, apunta, es que una renegociación podría llevar a la pérdida de las ventajas competitivas actuales y abrir la puerta a condiciones menos favorables para Colombia en un contexto de comercio global cada vez más competitivo.
Medio ambiente: una prioridad secundaria para Trump
Otro de los temas que Lacouture aborda con cautela es el del cambio climático. En su primer mandato, Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, dejando claro que las regulaciones ambientales no ocupan un lugar central en su agenda. En este contexto, la propuesta de Petro de centrar las relaciones con Estados Unidos en una agenda climática podría verse obstaculizada.
Trump ha manifestado su interés en eliminar regulaciones ambientales que considera excesivas y costosas, especialmente en industrias como la extracción de petróleo y gas, en un intento de reducir los costos energéticos en el mercado interno.
Este desacuerdo en torno a las prioridades ambientales podría ser un punto de fricción significativo entre ambos países, ya que el enfoque de Colombia hacia una economía más sostenible choca con las políticas de extracción y dependencia de combustibles fósiles que Trump promueve.
Esto podría generar un impacto negativo en las futuras negociaciones o en el apoyo de Estados Unidos a proyectos ambientales y de sostenibilidad en Colombia.
Las implicaciones para el sector empresarial colombiano
Para las empresas colombianas, el regreso de Trump a la presidencia implica adaptarse a un mercado donde la competitividad será clave. Las políticas proteccionistas podrían impactar en las exportaciones colombianas, especialmente en sectores sensibles como el agroindustrial, en el que cualquier cambio en los aranceles o en las normativas de importación podría tener repercusiones directas.
Además, Trump ha mostrado una postura firme en torno a la defensa de los empleos y productos estadounidenses, lo cual podría traducirse en mayores exigencias para las empresas extranjeras que deseen operar en su país.
Lacouture también menciona la necesidad de que Colombia mantenga una estrategia de diversificación de sus socios comerciales. Si bien Estados Unidos sigue siendo el principal destino de las exportaciones colombianas, el país debería fortalecer sus relaciones con otras economías, especialmente en Asia y Europa, para reducir su dependencia de un único mercado y mitigar el impacto de las fluctuaciones en la política estadounidense.
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