Los problemas presentados en las lozas de pavimento a escasos metros del puente El Mayor en la avenida Ferrocarril ha afectado la movilidad en la zona, pero también los recursos públicos de los samarios.
En una escombrera se ha convertido unos 50 metros de la avenida Ferrocarril entre al edificio Tamacá y el supermercado Makro en Santa Marta.
El tráfico en la zona es lento, afectando la movilidad en toda la zona. En el lugar no hay trabajadores, pero si mucho descontento por quienes se movilizan por allí.
Ha sido tal el abandono del sector, que inescrupulosos convirtieron el trayecto averiado en un espacio para descargar escombros. ¡No hay derecho!
Los trabajos de mejoramiento de este punto crítico de la ciudad fueron contratados por el exalcalde Rafael Alejandro Martínez por $499,885,274.
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¿OBRA MAL HECHA?
Para octubre de 2018, la Secretaría de Movilidad decidió cerrar un tramo de la vía a escasos metros del puente El Mayor. El pavimento presentaba hundimientos.
Por esta razón, el primero de febrero de 2019, la alcaldía firmó el contrato de obra número 003 por $362.887.192 con el contratista Fabián José Torres Palacio.
Primera intervención de la zona en el 2019.
El objeto, reconstruir el sistema colector de aguas pluviales en la avenida Ferrocarril. Se intervinieron 320 metros desde el puente hasta Makro.
Sin embargo, la obra que fue terminada y entregada, evidenció meses después que el pavimento empezó a hundirse desproporcionalmente.
VER: Contraloría General encendió alarmas en obra de alcantarillado pluvial
500 MILLONES MÁS
Para septiembre de 2019, la alcaldía informó sobre la necesidad de intervenir de nuevo la obra. Una filtración en el colector pluvial sería la causa de la depresión.
Después de cerrar nuevamente la vía y convertir el sector en un ‘cuello de botella’, la alcaldía esperó hasta el 26 de diciembre para contratar la nueva intervención.
A través del contrato 001, el exalcalde Martínez firmó un nuevo acuerdo por $$499,885,274, pero esta vez con el consorcio Colector Pluvial 2019.
La obra que tiene un plazo de ejecución de tres meses, pero casi un mes después de su firma no se ha iniciado; mientras tanto el pavimento se sigue socavando.