Francisco Calixto Angarita fue el cura que bautizó al nobel de literatura Gabriel García Márquez y quien años después denunció la masacre de las bananeras.
Esta historia tiene el tinte del realismo mágico que ‘Gabo’ impregnó en su literatura. El sacerdote que lo bautizó le dio información para ‘Cien años de soledad’.
Se trata del cura Francisco Calixto Angarita, quien en 1930 cuando Gabriel García Márquez apenas tenía tres años de edad oficializó el sacramento del bautismo.
Iglesia San José de Aracataca, lugar donde fue bautizado ‘Gabo’.
El futuro nobel fue acompañado en el acto litúrgico por sus padrinos Juan de Dios Márquez y Francisca Cimodosea Mejía; Fue un 27 de julio en la iglesia San José.
El sacerdote nacido en Ocaña, Norte de Santander en octubre de 1883 fue enviado a Aracataca después de servir en La Playa de Belén, Ocaña y Cota.
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SACERDOTE TESTIGO
Según la academia de historia de Ocaña, el cura Angarita fue testigo ocular de la masacre perpetrada en diciembre de 1928 en Ciénaga, Magdalena.
El sacerdote de Aracataca recopiló testimonios de los trabajadores de la entonces United Fruit Company y elevó una denuncia por los oscuros hechos.
Discurso de Gaitán con el extracto donde elogia al sacerdote Angarita.
Tan completo fue el informe del cura Angarita que Jorge Eliécer Gaitán utilizó su información para justificar el histórico debate contra el gobierno de la época.
Gaitán elogió al sacerdote en su obra ‘1828. Masacre de las bananeras’ donde expresa: ‘la Iglesia no perecerá nunca mientras haya espíritus de ternura como el Padre Angarita’.
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GABO Y ANGARITA
Nadie llegó a imaginar que el sacerdote que bautizaría al futuro nobel de literatura sería quien años después serviría de fuente para su obra galardonada.
Los informes del cura Francisco Calixto, no solo sirvieron para los debates de Gaitán sino también para el trabajo literario que realizó Gabriel García Márquez.
Gabriel García Márquez, magdalenense, premio Nobel de Literatura.
En un evento de homenaje realizado por liberales de Ocaña al ya retirado sacerdote en 1962, expresó que presenció la masacre de las bananeras.
Lo que nunca llegó a pensar este sacerdote y periodista ocañero fue que sus denuncias le servirían para que aquel niño a quien bautizó fuera nobel de literatura.
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