Padres indígenas de de la Sierra Nevada entregan a sus hijos para que no mueran de hambre o de tosferina. Desde Código Prensa consultamos al ICBF, y nos dijeron que están verificando la situación.
En la vereda Don Diego, en el corregimiento de Guachaca, vive una campesina de la región llamada Carmen Rojas Álvarez Sierra, al lado de su esposo en un hogar de cinco hijos todos adultos.
En la casa de ‘Mamá Carmen’ como todo el mundo le conoce, a diez minutos de la Troncal del Caribe, vía que de Santa Marta conduce a La Guajira, hay varios niños indígenas.
Su casa se ha convertido en una especie de albergue infantil. “En este momento los papás prefieren dejar a los niños en un hogar para que los cuiden, para que no mueran de hambre o de las tosferinas en la parte alta de la Sierra, esa es la realidad”, explicó ‘Mamá Carmen’.
‘Mamá Carmen’ los recibe, los alimenta, les busca asistencia médica, pero ella carece de recursos económicos, y cada vez son muchos más los que bajan en brazos de sus madres, muchos de ellos en un deplorable estado de desnutrición.
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CRUDA REALIDAD
En medio de su desesperación originada por las enfermedades, el hambre y el olvido del Estado, madres indígenas bajan con sus bebes en brazos hasta las calles de Santa Marta y los regalan justamente para evitar que mueran en la montaña.
Pese a que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en el Magdalena – ICBF, conoce esta situación, el único contacto que ‘Mamá Carmen’ ha tenido con el ICBF es una visita de sus funcionarios para constatar que no había irregularidades en el cuidado de los pequeños por denuncia de sus vecinos.
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Según testimonio entregado por ella, de parte del ICBF le aseguraron que para poder recibir el apoyo institucional debía legalizar los registros de sus padres los cuales no existen en la Registraduría seccional Magdalena. «Me toca registrar a los papás primero, para poder registrar a los niños», indicó.
‘Mamá Carmen’ no cuenta con ningún respaldo económico de institución del Estado alguna y necesita leche, pañales, medicina, atención medica profesional, para seguir haciendo su labor humanitaria, solo con el título de madre que ama, protege, y dignifica la vida.
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