Un viaje que en condiciones normales no pasa de una hora y media, se convirtió en una pesadilla por cuenta de los bloqueos ilegales.
Con estas palabras la columnista Ani Abello comenzó a relatar en su cuenta de Twitter como su experiencia de viajar por carretera entre Barranquilla y Santa Marta resultó todo un caos, tanto que ni siquiera la fuerza pública podía intervenir.
Y es que a pocos metros después del peaje de Tasajera se encontraron con la sorpresa, un monumental trancón. “Nadie sabía lo que ocurría, por consiguiente, grupos de carros comenzaron a adelantar y yo decidí unirme”, dijo.
En ese momento pensó en la amiga que le daría alojamiento en Santa Marta, decidió llamarla para contarle lo que estaba pasando, tal vez ella tenía forma de averiguar que sucedía.
Al constestar la mujer le dijo que se iba a comunicar con otro amigo que podría tener esa información. Luego su teléfono volvió a sonar: “son bloqueos, parece que hay encapuchados pidiendo plata”, fueron las palabras de la amiga.
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¡SORPRESA! NO SE IMAGINAN EL SUSTO
Ani Abello continúa relatando que ya dentro del municipio Ciénaga de repente un hombre se situó frente a su carro y se sentó encima de un balde plástico para impedirle el paso.
“Le pité, me hizo un gesto con la mano y entonces abrí la ventana un poco y le dije que viniera, ahí entendí que me estaba exigiendo dinero para dejarme continuar por el camino”, explicó Abello.
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Esa fue la primera de por lo menos diez retenciones extorsivas dentro de Ciénaga, algunas conducidas por menores de edad, ellos estaban felices, como pescadores con sus atarrayas llenas de bocachicos, bagres, mojarras y otras especies.
Con temor escondieron los celulares debajo de la silla, en los zapatos el poco efectivo que quedaba, documentos y tarjetas dieron a parar entre las ranuras de las sillas, lo que comenzó con billetes de 5 mil, pasó a 2 mil y al final monedas.
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SALIR SE VOLVIÓ UNA ODISEA…
Según Ani en medio de su odisea por salir de Ciénaga, solo pudo ver un policía, a quien le hizo señales para que se acercara a ellos, les contara qué estaba pasando y los ayudara a salir de una vez por todas de ahí.
El agente en moto, se detuvo si acaso 30 segundos para decir que sí había una protesta y que más adelante saldrían. Y si, pudieron salir entre trochas y pasando por la línea del ferrocarril.
Al final se quedaron con lo que pudieron salvar en los zapatos y la imagen de los pobladores de Ciénaga haciendo sus mini bloqueos y su agosto a costa del miedo de los conductores y la desidia del Estado.
«Salir de Ciénaga fue una odisea. No quiero pensar en el regreso a Barranquilla. @LuisTeteSamper @carlosecaicedo ¿será que hoy dan permiso de pasar?”, concluyó Ani Abello.
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