La prohibición del uso de pólvora en Santa Marta enfrenta desafíos culturales, operativos y educativos, mientras las cifras de quemados siguen preocupando.
El uso de pólvora durante festividades ha sido una práctica cultural arraigada en Colombia. Sin embargo, sus consecuencias han obligado a gobiernos locales, como el de Santa Marta, a implementar medidas restrictivas para proteger a la ciudadanía. En el 2023, según el Instituto Nacional de Salud, 1.063 personas en Colombia sufrieron quemaduras relacionadas con pólvora; 28 casos se reportaron en el Magdalena, seis de ellos en Santa Marta. Entre las víctimas, siete eran menores de edad, una cifra que refleja la vulnerabilidad de los niños frente a esta práctica peligrosa.
Medidas locales frente a un problema nacional
Ante este panorama, la administración distrital liderada por Carlos Pinedo Cuello reforzó las estrategias de control. Emitieron un decreto que prohíbe la fabricación, distribución y uso de pólvora en Santa Marta. Además, trabajaron en campañas educativas en conjunto con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y otros organismos. Dichas campañas buscaban concientizar a la población sobre los riesgos de la pólvora y ofrecer alternativas seguras para celebrar.
En paralelo, realizaron operativos para decomisar pólvora en puntos de venta clandestinos, especialmente en comunidades periféricas, donde la normativa suele ser más difícil de aplicar. Según Camilo George, secretario de Gobierno, el enfoque principal es un cambio cultural profundo.
Las grietas en la efectividad de la prohibición
Pese a los esfuerzos, el número de quemados durante las festividades de 2023 evidencia que las restricciones no son suficientes. La adquisición clandestina de pólvora sigue siendo un problema, facilitada por redes de distribución no oficiales que escapan al control de las autoridades. En comunidades donde las celebraciones con pirotecnia son una tradición, los operativos enfrentan resistencia social y cultural.
Por otro lado, el caso de un niño de 10 años en Ciénaga, quien sufrió quemaduras graves al manipular un cohete, subraya la vulnerabilidad de los menores. Este incidente también evidencia fallas en la supervisión adulta y en la capacidad de la normativa para disuadir conductas de riesgo.
El desafío de cambiar una cultura
Históricamente, la pirotecnia ha sido símbolo de celebración en eventos religiosos y festivos en Colombia. Sin embargo, transformar esta tradición requiere tiempo, recursos y estrategias sostenidas. Países como España o México han logrado disminuir accidentes mediante regulaciones estrictas combinadas con educación prolongada, pero siempre enfrentando tensiones entre seguridad y cultura.
En Santa Marta, las campañas educativas son un paso clave, pero su alcance debe ampliarse. Incluir talleres en colegios, actividades en espacios comunitarios y programas que involucren directamente a las familias puede generar un cambio más profundo y sostenible.
hacia una celebración segura
La lucha contra los accidentes por pólvora en Santa Marta refleja un problema nacional que requiere una aproximación integral. Si bien las medidas locales han logrado avances, como el decomiso de pólvora y la sensibilización inicial, el número de quemados aún es preocupante.
La transformación cultural es el eje central para reducir este tipo de accidentes, pero no será posible sin fortalecer la vigilancia, sancionar a los infractores y garantizar una educación preventiva amplia. Las festividades pueden y deben ser una ocasión para el gozo sin riesgos.
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23% de las personas afectadas eran solo observadores.
— Instituto Nacional de Salud🇨🇴 (@INSColombia) December 2, 2024
La pólvora pone en peligro a todos, no importa si la usas o solo miras.
Esta Navidad, sé parte del cambio.#LaPólvoraNoEsUnJuego pic.twitter.com/lUB8K1suJh