Portada Portada El histórico club ajedrecista de la calle grande

El histórico club ajedrecista de la calle grande

La historia se remonta al año 1992, justamente en la frecuentada Calle Grande de la ciudad de Santa Marta, cuando personajes muy distinguibles en la cultura del ajedrez se reunían habitualmente.

Por aquellos años destacaban algunos personajes que, en su jerga popular, hoy continúan siendo “pioneros” en el mundo del ajedrez, un juego estratégico donde según sus propios jugadores ‘se entrena la mente y el espíritu’.

Dentro de ellos sobresalían unos como: Edgardo Santrich, Aroldo Guardiola, José González, El Turco, Ángel Reyes y un joven que para la época era un aprendiz, pero que hoy en día se ha convertido en una figura de bastante peso, Enrique Escobar, estudiante de antropología de la Universidad del Magdalena.

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Un espacio único donde es puesto a prueba el pensamiento, la estrategia, la sagacidad.

Debido a ciertos inconvenientes con el orden público que se manifestaban entre la policía y el club de ajedrecistas, el alcalde de ese entonces, Hugo Alberto Gnecco Arregocés, tuvo que tomar medidas para aplacar el descontento de esta comunidad.

Con la reconstrucción del Parque San Miguel y el condicionamiento de ciertos espacios para los ajedrecistas se pudo mitigar el problema, sin embargo, el nombre del club persistiría a lo largo del tiempo sin ellos siquiera pretenderlo.

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EL CLUB AJEDRECISTA HOY

Hoy continúan ubicados en el Parque San Miguel, se les encuentra a partir de las 04:00PM, esperando el turno en la mesa o, en su defecto, esperando al respectivo dueño de las piezas para dar inicio al juego.

El diálogo hace parte del ejercicio y en ello no hay censura alguna. Se habla de política, sociedad, religión, ciencia, historia, alienígenas, antropología, filosofía, economía, noticias de actualidad y demás particularidades que no parecieran tener cabida en ese momento.

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El antiguo Club Ajedrecista se ubicaba en lo que hoy es la Calle #17 con Cra 5, en los andenes de la Catedral.

Lo que realmente prima en el grupo es la hermandad, el respeto y el complemento en el juego, pues ciertos jugadores carecen de fichas y otros de tableros o como ellos suelen llamarle, de “pergaminos”, de modo que jamás les llega a faltar nada en la mesa, ni las herramientas o las ganas.

Para ellos, esta cultura significa una fuente continua de pensamiento, donde a través de ella convergen todas las opiniones sin buscar otra cosa más que la tranquilidad, que para ellos representa una decisión de libertad.

 

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