Entre el Mar Mediterráneo y los Alpes de Francia, está Mónaco. Al otro lado del mundo, entre el Mar Caribe y la Sierra Nevada, está Santa Marta. Estos dos lugares tienen algo en común: el desafío de asegurar el futuro de los mares.
Hace más de 400 años, Santa Marta dejó de tener virreyes y príncipes al servicio de la corona española, pero hoy, curiosamente, fue un monarca el que logró acaparar la atención.
Es Alberto Alejandro Luis Pedro Grimaldi o Su Alteza Serenísima Alberto II de Mónaco quien vino a Santa Marta como anfitrión del taller de Acidificación de los Océanos.
Su visita fue tan importante que en el Instituto de Investigaciones Marinas -Invemar-; se instalará una placa en su honor y otro se la llevará el Príncipe a su palacio.
El ilustre visitante también recibió obsequios de la señora Gobernadora de Magdalena, Rosa Cotes de Zúñiga: una mochila arhuaca, libros y un licor de la región.