La líder Sarella Zúñiga denunció que niños, adultos mayores y familias enteras viven entre desechos, malos olores y enfermedades.
Santa Marta está a punto de conmemorar sus 500 años de fundación, pero lo que debería ser una celebración se ve oscurecido por un problema que, según la edil de la Localidad Dos Histórica-Rodrigo de Bastidas, Sarella Zúñiga Ruiz, ya pasó el límite de lo tolerable: la basura.
La ciudad, asegura la líder comunal, vive una emergencia ambiental, sanitaria y de derechos humanos a causa de la falta de eficiencia en la recolección de residuos, una situación que no solo genera malos olores y enfermedades, sino también una profunda indignación ciudadana.
“Esta denuncia nace de un problema estructural que está pasando Santa Marta desde hace muchos años”, afirmó Zúñiga. “Pero hoy se ha visto más evidenciado por el tema de los contenedores. Es un problema ambiental, sanitario, pero también de derechos humanos”.
Según la edil, familias enteras conviven con basuras, roedores, moscas y enfermedades en las puertas de sus casas. “Estamos hablando de niños, niñas, adultos mayores viviendo al lado de contenedores de basura”, recalcó. Peor aún, añade, algunos de esos puntos se han convertido en albergues improvisados para habitantes de calle, mientras que la ciudadanía es señalada como la única culpable del desastre.
“Nos han querido vender que los contenedores eran la solución, pero se han convertido en hogares improvisados para habitantes de calle. Y esto lo han querido normalizar”, denuncia.
3.500 contenedores, un modelo ineficiente y una ciudad maquillada: Sarella Zúñiga
Los datos que cita la edil son reveladores, Santa Marta produce diariamente cerca de 475 toneladas de residuos ordinarios, lo que representa unas 15 mil toneladas al mes que terminan en el relleno sanitario de Palangana. En temporada alta, como en Semana Santa, la producción de basura se incrementa hasta en un 30%, Sin embargo, la cobertura de contenedores es mínima.
“Se estima que hay unos 574 contenedores instalados, pero la ciudad necesita al menos unos 3.500 para cubrir la demanda”, puntualizó Zúñiga. A esto se suma la alarmante cifra dada a conocer por Sarella Zúñiga: más de la mitad de esos contenedores están rotos, sin tapas o contaminados, muchos ubicados en zonas que ni los requieren o que incluso obstruyen el paso peatonal y vehicular.
La denuncia toca directamente a la empresa Atesa, responsable de la recolección de residuos en la ciudad. “Estamos hablando de una empresa que está siendo investigada por la Superintendencia de Servicios Públicos por irregularidades en la operación de vehículos, en los planes de contingencia y en la atención al usuario”, dijo con firmeza.
Santa Marta: sumergida en basuras y abandono.
— Yosoysarella (@sarellazuniga) June 20, 2025
¿Y la Alcaldía y la Gobernación? Peleando por quién tenía los permisos para inaugurar una calle con concierto.
Se nota que las prioridades están claras: los egos por encima de las urgencias y necesidades ciudadanas.
Tampoco se salva la Empresa de Servicios Públicos de Santa Marta (ESSMAR), que igualmente enfrenta investigaciones, mientras que la ciudadanía, según la edil, “es culpada constantemente de la situación como si fuera la única responsable”.
“La campaña de Atesa siempre es echando la culpa a nosotros, cuando evidentemente hay una falla estructural”, enfatiza. “Nos quieren vender el cuento de que la culpa es porque no votamos la basura a tiempo o porque no sabemos reciclar. Sí hay responsabilidad ciudadana, pero también hay corresponsabilidad institucional”.
Ante esta realidad, la edil asegura que ya no hay tiempo de implementar soluciones de fondo para los 500 años. “Ya no podemos hacer nada, ahora mismo lo que nos toca es maquillar a la ciudad”, afirma con crudeza. “Pero eso no resuelve nada. Lo que se necesita es una visión estratégica con enfoque tecnológico y conciencia ambiental”.
Un modelo inteligente para una ciudad inteligente
En medio del caos, Zúñiga propone una ruta clara: cambiar el modelo actual de recolección de basuras por uno basado en tecnología, eficiencia y sostenibilidad. “Mi propuesta es que Santa Marta comience a repensar la manera en que recoge, gestiona y produce sus residuos”, dijo.
Para ella, el futuro está en la innovación: sensores en los contenedores, sistemas de recolección automatizada, educación ambiental a gran escala y una política pública transparente y efectiva.
“Estamos en la era digital y hay que utilizar todas las herramientas que tenemos en nuestras manos para dar solución a este problema que nos pega a todos”, sostiene. “Santa Marta no necesita más contenedores en mal estado, necesita un nuevo modelo inteligente de recolección de residuos sólidos”.
La edil ya envió una carta a la ESSMAR, Atesa y a la Secretaría de Gobierno para conocer de primera mano el estado actual del sistema de recolección de residuos, los cronogramas de operación y las acciones en marcha.
“Lo que queremos es mostrar quién tiene la falla. No se trata de señalar por señalar, sino de saber qué está fallando y cómo podemos corregirlo”, remató.
Con la ciudad al borde de un aniversario histórico, Zúñiga lanza un mensaje claro: “¿Qué le vamos a vender a las personas? ¿500 años de qué?”. Una pregunta que retumba en cada esquina donde la basura se acumula sin tregua, mientras el tiempo y la paciencia de los samarios se agota.
VER: crisis de basura en Santa Marta