El esclarecimiento del crimen del biólogo italiano Alessandro Coatti, asesinado y desmembrado en Santa Marta.
Ninguna ciudad está preparada para que, en pleno siglo XXI, el cuerpo desmembrado de un ciudadano extranjero aparezca en bolsas, maletas y cajas en diferentes barrios. Pero eso fue exactamente lo que ocurrió en Santa Marta a comienzos de abril de 2025, cuando el italiano Alessandro Coatti fue asesinado y sus restos esparcidos en zonas residenciales de la ciudad.
El caso sacudió no solo a los samarios, también a Colombia y Europa. Coatti, un biólogo molecular de 42 años con experiencia en investigación científica en Londres, había llegado como turista e investigador a la región. Lo que se prometía como un recorrido por la biodiversidad del Caribe colombiano terminó convertido en un crimen de alto impacto internacional.
Alessandro Coatti llegó a Santa Marta el jueves 3 de abril, se hospedó en un hotel céntrico y, según información judicial, días después fue contactado a través de una aplicación de citas por una mujer que lo citó en una vivienda del barrio San José del Pando.
El domingo 6 de abril, su cuerpo fue desmembrado, presuntamente luego de que se resistiera a un robo dentro de la vivienda, la autopsia reveló signos de asfixia mecánica y sustancias químicas en el organismo, al parecer, los agresores intentaron borrar las huellas del crimen, pero no contaron con la presión mediática e institucional que se desataría.
El lunes 7 de abril, una maleta abandonada en Villa Betel —al norte del estadio Sierra Nevada— reveló parte del horror: contenía la cabeza y extremidades del ciudadano italiano, en los días siguientes, otros restos fueron hallados en sectores como Minuto de Dios y Gaira, más exactamente en la trocha del barrio Villa Betel.
La escena, dantesca, activó todas las alarmas, el caso generó repudio en redes sociales, titulares en medios internacionales y pronunciamientos de autoridades europeas, incluida la Fiscalía de Italia, que exigió una investigación urgente.
A partir del 8 de abril, se activó una estrategia articulada entre la Alcaldía de Santa Marta, la Policía Nacional, la Fiscalía y el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), para ese entonces alcalde Carlos Pinedo Cuello ofreció una recompensa de 50 millones de pesos a quien diera información que permitiera identificar a los responsables.
El plan incluyó el rastreo de las últimas ubicaciones del celular del italiano, análisis de cámaras de seguridad, entrevistas a posibles testigos y recolección de huellas en la vivienda donde presuntamente ocurrió el crimen.
La cooperación internacional jugó un papel importante, pues la Fiscalía italiana colaboró en la verificación de identidad de la víctima y apoyó parte del análisis pericial.
Durante más de dos meses, los investigadores recopilaron evidencias hasta lograr armar el rompecabezas. A partir de ese momento, la Policía Nacional, en conjunto con el CTI y unidades del Gaula, ejecutó operativos en cuatro ciudades: Santa Marta, Bogotá, Medellín y Arjona (Bolívar).
Las capturas: puntos clave del operativo
El 22 de junio se concretaron las capturas. Los implicados fueron identificados como: Oswal Moisés Ospino Navarro, capturado en Medellín; Isaac Enrique Márquez Charris, en Arjona; Andrea Camila Berdugo Escorcia, en Bogotá y Brian Augusto Cantillo Salcedo, en Santa Marta, todos fueron judicializados por homicidio agravado y hurto calificado, según el expediente, Cantillo sería el autor material y ya tenía antecedentes por atraco armado.
La Fiscalía logró legalizar las capturas y avanzar con la audiencia de imputación. Aunque el caso está en etapa preliminar, las pruebas técnicas recabadas y la evidencia digital vinculan directamente a los detenidos con el crimen.
El caso Alessandro Coatti revela cómo nuevas modalidades criminales —como el uso de aplicaciones para engañar a turistas— están mutando hacia formas más violentas y difíciles de rastrear.
La combinación entre tecnología, vulnerabilidad del visitante y presencia de estructuras criminales organizadas genera un escenario de alto riesgo, incluso para quienes llegan a la ciudad con fines académicos o recreativos.
La estrategia de recompensa, el uso de equipos de inteligencia y la articulación interinstitucional entre niveles locales y nacionales de justicia y seguridad demostraron que, cuando hay voluntad y presión, se pueden desentrañar crímenes complejos.
Caso de Alessandro Coatti y los Retos para Santa Marta en materia de seguridad
El caso Alessandro Coatti no puede ser leído únicamente como una historia cerrada por las capturas, pues lo que ocurrió en Santa Marta expone los límites de la seguridad en territorios urbanos, débil inteligencia digital y escasa regulación sobre espacios residenciales informales.
Más allá del castigo a los culpables, lo que está en juego es la capacidad de anticiparse a la criminalidad, de construir entornos seguros para locales y visitantes, y de desmontar las redes que se esconden en la cotidianidad de una ciudad que aún no logra reconciliarse con su propia complejidad.
Santa Marta necesita mucho más que operativos eficaces después de cada horror. Se hace imperativo construir una política pública de seguridad que entienda el presente criminal, intervenga antes de que ocurran las tragedias y no dependa del eco internacional para actuar con contundencia.
VER: Tasa de Seguridad