La Lora Serrana (Pyrrhura viridicata) es una especie endémica de la Sierra Nevada de Santa Marta catalogada en peligro de extinción.
La conservación de la biodiversidad en Colombia, uno de los países más ricos en especies del mundo, requiere acciones contundentes y sostenidas. En este contexto, la Corporación Autónoma Regional del Magdalena (CORPAMAG) y la organización ProCAT Colombia han unido esfuerzos para proteger a una de las aves más emblemáticas y amenazadas del norte del país: la Lora Serrana (Pyrrhura viridicata), especie endémica de la Sierra Nevada de Santa Marta y catalogada en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Como parte de un plan integral de preservación de especies en riesgo, ambas entidades han iniciado la instalación de 80 nidos artificiales en puntos estratégicos de la Estrella Hídrica de San Lorenzo y en el corregimiento de San Pedro, zonas clave para el desarrollo de esta especie única del Caribe colombiano.
¿Por qué proteger a la Lora Serrana?
La Lora Serrana no solo es un símbolo de la riqueza natural de la Sierra Nevada, sino también un indicador del equilibrio ecológico en su hábitat. Esta pequeña ave, de plumaje verde con matices rojos en el pecho y la cola, enfrenta múltiples amenazas, entre ellas:
La deforestación de las palmas de cera (Ceroxylon cerifum), su principal lugar de anidación, especialmente durante celebraciones religiosas como la Semana Santa.
El tráfico ilegal de fauna silvestre, que la convierte en una presa codiciada del comercio clandestino.
La competencia con otras especies de loros por los escasos espacios de anidación disponibles en su entorno natural.
Estas presiones han llevado a una disminución alarmante en su población, lo que convierte su protección en una urgencia ambiental.
Nidos artificiales adaptados al ecosistema de la Sierra Nevada
La instalación de nidos artificiales es una medida clave para contrarrestar la pérdida de espacios de reproducción naturales. Estos nidos, diseñados por expertos locales, nacionales e internacionales, cumplen altos estándares técnicos y responden a las necesidades particulares de la Lora Serrana y al contexto ambiental de la Sierra.
¿Cómo están construidos los nidos?
Se han elaborado en madera resistente y plástico PBC, materiales duraderos que soportan las condiciones climáticas de la zona.
Incorporan un orificio superior con dimensiones específicas que impiden el ingreso de especies más grandes o depredadoras, minimizando la competencia y los riesgos para los loritos.
Este orificio está reforzado con un aro metálico, lo que evita que el pico del ave lo destruya y prolonga la vida útil del nido.
Además, cada uno cuenta con una puerta inferior de inspección, que permite a los biólogos y técnicos realizar un monitoreo continuo del ciclo reproductivo de la Lora Serrana, desde la puesta de los huevos hasta el crecimiento y la salida de los pichones.
Innovación y sostenibilidad en la conservación de aves
Una de las innovaciones más destacadas de este proyecto es el uso de repelentes naturales en el interior de los nidos, los cuales evitan que avispas o abejas invadan los espacios, asegurando así un ambiente seguro y libre de amenazas para los polluelos.
Este enfoque preventivo demuestra cómo la ciencia y la sostenibilidad pueden integrarse en soluciones concretas para la conservación de especies amenazadas. Además, los nidos se ubican en zonas de reserva donde todavía existen palmas de cera, lo cual facilita una transición progresiva entre hábitats artificiales y naturales.
Alianzas para proteger la biodiversidad en el Magdalena
El proyecto no sería posible sin la articulación de esfuerzos entre distintos actores comprometidos con la preservación ambiental. Junto a CORPAMAG y ProCAT Colombia, participan:
El Fondo para los Loros del Mundo (World Parrot Trust), El Colectivo Ciencia Serrana, que realiza investigaciones en el macizo montañoso, y la organización Selva, especializada en conservación de ecosistemas tropicales.
Estas alianzas demuestran la importancia del trabajo colaborativo entre instituciones públicas, privadas, ONGs y comunidades locales para lograr impactos sostenibles en la defensa del patrimonio natural de Colombia.
La Sierra Nevada: un santuario para conservar
La Sierra Nevada de Santa Marta, considerada uno de los ecosistemas más biodiversos y únicos del planeta, es hogar de más de 600 especies de aves, muchas de ellas endémicas. Proteger este entorno no solo significa cuidar a la Lora Serrana, sino garantizar la supervivencia de un entramado ecológico complejo y frágil, que aporta agua, oxígeno y equilibrio climático a millones de personas.
La instalación de estos nidos marca un paso firme hacia la restauración del equilibrio ecológico en la región, pero también representa una llamada de atención sobre los riesgos que enfrentan los ecosistemas por el cambio climático, la deforestación y la falta de conciencia ambiental.
Compromiso con el futuro: más allá de la instalación de nidos
El proyecto contempla no solo la instalación física de los nidos, sino también un plan de monitoreo a largo plazo, educación ambiental en comunidades vecinas y actividades de divulgación científica para generar conciencia sobre la importancia de conservar la avifauna local.
CORPAMAG y ProCAT avanzan con paso firme, y su objetivo es claro: garantizar que futuras generaciones puedan seguir escuchando el canto de la Lora Serrana en las montañas de la Sierra Nevada. Este compromiso se alinea con las metas globales de conservación de la biodiversidad y los objetivos de desarrollo sostenible.
La instalación de 80 nidos artificiales en la Sierra Nevada no es solo una acción simbólica; es una intervención concreta y técnica que puede marcar la diferencia para la supervivencia de una especie única. Es también un ejemplo de cómo la ciencia, la voluntad política y la participación comunitaria pueden converger para proteger lo más valioso: la vida en todas sus formas.
Con proyectos como este, el Magdalena se posiciona como un referente en conservación de especies amenazadas y restauración de hábitats naturales, y abre camino hacia un modelo de desarrollo verdaderamente sostenible.
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