Quizá la mejor explicación sobre la prodigiosa imaginación de Gabriel García Márquez la hizo su padre: “tenía una capacidad para inventar más allá de la realidad que veía. Siempre he dicho que tenía dos cerebros. A mí nadie me quita la idea de que Gabito es bicéfalo”, decía don Gabriel Eligio García.
Uno de esos supuestos textos perdidos ha salido a la luz en México, en la colonia Roma, en el nuevo escaparate de la Fundación Slim, en una habitación y frente a una cama, en un librero virreinal, según informó el diario El País.
El manuscrito de Cien años de soledad que Gabriel García Márquez le regaló a su amigo, el crítico mexicano Emmanuel Carballo (Guadalajara, 1929).
Con correcciones del propio autor colombiano, el mecanografiado está protegido por una caja roja en forma de libro en la que se destaca su lomo con dos franjas negras.
En la primera, se lee el nombre del autor y de la obra que desató el boom de la literatura latinoamericana, en la segunda reza la leyenda en mayúsculas: Copia mecanografiada de la novela obsequiada a su corrector el escritor mexicano Emmanuel Caballo. Más abajo dice con letras doradas: En México, 1965 – 1966.
SIGUIENDO EL RASTRO OFICIAL
Actualmente se conoce la localización de solo tres copias: una está en la Universidad de Texas, que compró el archivo del escritor en 2011.
Otra es la que envió a sus amigos en Barranquilla y en Bogotá, en manos hoy de la familia Cepeda Samudio.
Y la copia “que circuló en México entre los amigos” debe corresponder por tanto a la expuesta ahora en la capital mexicana tras ser regalada a Carballo.
Según la historia que el propio Gabo cuenta, la idea de Cien años de soledadsurgió en 1965, en un viaje con Mercedes y sus dos hijos, rumbo Acapulco.