Por tercera vez, Angela María Cedeño Ruiz impone ‘la aplanadora’ de votos de su coalición mayoritaria de la Asamblea y derrota al caicedismo.
La Asamblea del Magdalena vivió este lunes una jornada tensa y sin precedentes, marcada por el cumplimiento de una orden judicial que obligaba a recomponer su mesa directiva. En una decisión que deja huella en la historia política del departamento, se eligió por tercera vez consecutiva la misma fórmula liderada por Ángela María Cedeño Ruiz como presidenta, Martha Liliana García Rivera como primera vicepresidenta y Candy Julieth Sánchez Vásquez como segunda vicepresidenta. Esta designación no solo tiene efectos administrativos; es un reflejo directo del nuevo mapa de poder que se está configurando en el Magdalena.
Todo comenzó con los fallos del Tribunal Administrativo del Magdalena y del Consejo de Estado, que anularon las dos elecciones anteriores por supuestas irregularidades procedimentales. El argumento central era que ambas mesas habían sido elegidas violando el reglamento interno de la corporación, y se permitió, incluso, la participación de Albert Gutiérrez, diputado que se encontraba sancionado. El veredicto fue claro: se debía convocar a una sesión extraordinaria y llevar a cabo una nueva elección con garantías de transparencia, legalidad y pluralidad.
Durante más de tres horas, los diputados debatieron y postularon nombres en medio de una fuerte tensión política. El resultado fue contundente. Por tercera vez consecutiva, la coalición opositora al caicedismo logró imponerse.
La fórmula encabezada por Ángela Cedeño recibió el respaldo mayoritario de los miembros de la llamada bancada del Daabonismo, consolidando así una hegemonía institucional que deja al oficialismo sin capacidad de incidir directamente en el manejo de la Asamblea.
Este desenlace marca no solo una derrota simbólica para el caicedismo, sino un terremoto institucional. Por primera vez en muchos años, el bloque político del gobernador Rafael Martínez, heredero del proyecto de Carlos Eduardo Caicedo, queda sin la conducción administrativa de la Duma.
Sin control de la mesa directiva, el oficialismo pierde el poder de tramitar con celeridad los proyectos de ordenanza, estructurar el orden del día, convocar sesiones especiales y ejercer influencia sobre la agenda legislativa.
Reconfiguración del poder político
El triunfo reiterado de la fórmula Cedeño-García-Sánchez no es un hecho aislado: es la señal más clara de una reconfiguración del poder político en el Magdalena. El Daabonismo, liderado por el empresario Juan Carlos Dávila Abondano —quien ha tejido una alianza política sólida que incluye al alcalde de Santa Marta, Carlos Pinedo Cuello—, se posiciona ahora como el nuevo centro de gravedad del legislativo departamental.
Con esta victoria, se consagra un bloque opositor disciplinado, pragmático y en expansión. Además de Cedeño, García y Sánchez, la coalición cuenta con figuras como Alberto Mario Gutiérrez Uribe, Rosa Idalia Jiménez Rodríguez, Amed José Zawady Pupo y Mallath Paola Martínez Cantillo. Todos ellos votaron de forma cohesionada y sin titubeos a favor de la nueva mesa, demostrando un músculo político con capacidad de maniobra, diálogo y resistencia.
Del otro lado, la coalición caicedista ha mostrado signos de fractura y agotamiento. Sus integrantes principales son María Margarita Guerra Zúñiga, Linda Cabarcas Suárez, Édgar Gerónimo Arias Ortiz, María del Socorro Charris Pizarro, Yohan Alfonso Pinedo Paneta y Rafael Emilio Noya García.
Sin embargo, el accionar errático de algunos miembros, como el retiro de Noya García en una votación decisiva, evidencia que el caicedismo está perdiendo cohesión y control.
La ausencia de representación en la mesa directiva deja al oficialismo sin herramientas para liderar la Duma. Rafael Martínez tendrá que redefinir su estrategia de gobierno: sin aliados en la directiva, sus iniciativas corren el riesgo de naufragar ante una Asamblea hostil y vigilante.
Un giro hacia el control político
Más allá de la victoria política, lo que viene ahora para el Daabonismo es una oportunidad crucial para ejercer un control institucional responsable. Ángela Cedeño ha anunciado su intención de reactivar los debates de control político a la administración departamental. Esto significa citaciones a funcionarios clave, revisión de contratos, fiscalización de obras públicas y una lupa constante sobre la ejecución del presupuesto.
La Asamblea se convertirá en un verdadero escenario de contrapoder. Se abre una etapa de vigilancia intensa que podría revelar inconsistencias administrativas, errores en la planeación pública y posibles actos de corrupción. La nueva mesa no solo legislará: auditará.
Además, la nueva mesa provisional tendrá un periodo máximo de tres meses para operar, hasta que se defina de fondo la situación jurídica de las elecciones anteriores. En ese tiempo, los nuevos directivos tienen el deber de encauzar la Asamblea por el camino de la legalidad, la transparencia y la eficiencia institucional. Se trata de un mandato temporal, pero con efectos permanentes en la gobernabilidad del departamento.
Coaliciones definidas, futuro en juego
En términos de composición política, las bancadas quedaron claramente delineadas. Por un lado, el bloque del Daabonismo está integrado por Ángela María Cedeño Ruiz, Martha Liliana García Rivera, Candy Julieth Sánchez Vásquez, Alberto Mario Gutiérrez Uribe, Rosa Idalia Jiménez Rodríguez, Amed José Zawady Pupo y Mallath Paola Martínez Cantillo. Es una bancada diversa, pero unida por un propósito común: controlar la Duma y hacer contrapeso.
Del otro lado, la coalición caicedista —respaldo del gobernador Rafael Martínez y el exgobernador Carlos Caicedo— tiene menos asientos y enfrenta dudas internas. Aunque nominalmente está compuesta por María Margarita Guerra, Linda Cabarcas, Édgar Arias, Socorro Charris, Yohan Pinedo y Rafael Noya, la coherencia del grupo está en entredicho. Las últimas sesiones han dejado en evidencia la ausencia de liderazgo y la fragmentación progresiva de este sector.
Una Asamblea transformada
Se cierra una etapa marcada por el conflicto, la ilegalidad y la incertidumbre, y se abre otra en la que la Asamblea del Magdalena se redefine como un escenario de equilibrio institucional. El Daabonismo ha demostrado tener no solo los votos, sino la estrategia. Ha sabido leer los fallos judiciales, reorganizar sus fuerzas y presentarse como alternativa funcional frente al caicedismo, que cada vez pierde más terreno en el ámbito político regional.
VER: 7 diputados fracturan el control del caicedismo en la Asamblea del Magdalena