La posesión de Danilo Beltrán redefine la minoría y deja en suspenso la fuerza de la mayoría, con Rosita Jiménez como gran incógnita.
En la Asamblea del Magdalena un juramento bastó para mover las piezas. La posesión de Danilo Beltrán como diputado trastocó la correlación de fuerzas, fortaleció la voz de la minoría y abrió un capítulo de mayor tensión en el recinto político más importante del departamento.
Con su ingreso, lo que parecía un escenario estable se convierte en terreno incierto, donde cada votación puede definir mucho más que una simple decisión administrativa.
Danilo Beltrán, un nuevo rostro en el tablero político
Danilo Beltrán llega en representación de Fuerza Ciudadana, movimiento que recupera presencia tras la salida de Rafael Noya, cuya elección fue anulada por decisión judicial; su incorporación significa, en términos inmediatos, la ampliación del bloque opositor a seis diputados, dándole más solidez en un espacio donde cada número cuenta.
Beltrán, con un historial cercano a posturas del oficialismo, se convierte en una pieza estratégica para revisar proyectos, apalancar presupuestos y hacerle el guiño bueno al gobierno departamental.
Cómo queda el mapa de fuerzas
Con el nuevo reparto, la Asamblea queda dividida en dos bloques casi simétricos. La minoría ahora la integran Margarita Guerra, Edgar Arias, Linda Cabarcas, María Charris, Yohan Pinedo y el recién posesionado Danilo Beltrán.
La mayoría, por su parte, conserva siete curules: Ángela Cedeño, Marta García, Amed Zawady, Alberto Gutiérrez, Mallath Martínez, Candy Sánchez y Rosita Jiménez. Sin embargo, la ventaja es apenas numérica, pues la dinámica política rara vez se rige por sumas y restas estáticas.
La presencia de Beltrán le da a la oposición una voz adicional que puede inclinar debates clave. Esto obliga al bloque mayoritario a sostener su cohesión, ya que la pérdida de un solo apoyo podría alterar el equilibrio.
Lo que gana y lo que arriesga la Asamblea
El ingreso de Beltrán tiene pros y contras para el ambiente político. Por un lado, se amplifica la pluralidad de voces en la Duma, lo que puede enriquecer los debates y hacer más exigente el escrutinio sobre la gestión departamental.
Pero también acarrea riesgos: El riesgo de parálisis legislativa está sobre la mesa, especialmente en temas sensibles como el presupuesto del 2026, que será el centro del periodo ordinario que inicia el 1 de octubre y se extenderá hasta el 30 de noviembre.
El factor Rosa Jiménez
Aunque no es la protagonista de este reacomodo, Rosa Jiménez aparece como un factor secundario en la ecuación. Su perfil independiente, pese a estar enlistada en la mayoría, ha despertado especulaciones sobre su rol. Si bien no es el eje de la coyuntura actual, un eventual distanciamiento suyo podría aumentar el peso relativo del bloque opositor en futuras sesiones.
De momento, lo que realmente cambia el panorama es la llegada de Beltrán, que obliga a la mayoría a mantener mayor disciplina y coordinación para no perder ventaja en votaciones críticas.
Un periodo bajo tensión
El nuevo periodo ordinario arranca el 1 de octubre y se extenderá hasta el 30 de noviembre. En la agenda están en discusión el presupuesto, proyectos de inversión, programas sociales y el control político a dependencias del gobierno departamental.
En este escenario, la oposición encuentra en Beltrán la posibilidad de articularse mejor, ganar cohesión y convertirse en un bloque con más visibilidad y capacidad de presión. Al mismo tiempo, la mayoría queda obligada a blindar su unidad y a negociar con mayor cuidado, consciente de que el margen de diferencia es estrecho.
La lectura política
La posesión de Danilo Beltrán refleja que la política del Magdalena está lejos de estabilizarse. Los próximos dos meses serán decisivos para medir hasta dónde puede llegar el bloque de la minoría y qué tanto logra la mayoría.
El ajedrez en la Asamblea no depende solo de números: depende de lealtades, negociaciones y la capacidad de cada diputado para sostener o ceder posiciones. En este contexto, Beltrán podrá convertirse en un actor que puede alterar los equilibrios y, con ello, marcar el tono de la vida política departamental.
La Duma del Magdalena entra en un periodo de mayor tensión con la llegada de Danilo Beltrán. Su posesión amplía la fuerza opositora y obliga a la mayoría a repensar sus jugadas. Lo que ocurra entre el 1 de octubre y el 30 de noviembre será un termómetro no solo de la gobernabilidad del departamento, sino también de la capacidad de sus actores políticos para construir consensos o profundizar divisiones.
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