Édgar Rentería sigue haciendo historia en el béisbol de las Grandes Ligas. La franquicia de Missouri lo exaltará por su legado entre 1999 y 2004.
En un nuevo capítulo para el deporte colombiano, Édgar Rentería ha sido exaltado al Salón de la Fama de los Cardenales de San Luis, una de las franquicias más históricas de las Grandes Ligas. La ceremonia se celebrará el próximo 6 de septiembre en el Busch Stadium, donde la organización rendirá homenaje al campocorto barranquillero que marcó una época en la pelota de Estados Unidos.
Durante seis temporadas con los Cardenales (1999-2004), Rentería dejó una huella imborrable. Se convirtió en el único campocorto de la franquicia con una temporada de al menos 100 carreras impulsadas (logrado en 2003) y fue un pilar ofensivo y defensivo del equipo.
En ese período fue elegido tres veces al Juego de las Estrellas (2000, 2003 y 2004), ganó dos Guantes de Oro consecutivos (2002 y 2003) y tres Bates de Plata (2000, 2003 y 2004), cifras que lo posicionan entre los mejores en su posición durante esos años.
Édgar Rentería, su historia
Nacido el 7 de agosto de 1975 en Barranquilla, Rentería recibió el apodo de ‘El Niño’ desde sus primeros días como pelotero profesional, por su aspecto juvenil y la frescura con la que jugaba. Esa misma energía lo acompañó cuando debutó en las Grandes Ligas el 10 de mayo de 1996 con los Florida Marlins. Esa temporada de novato bateó para .309 en 106 juegos, consolidándose de inmediato como una de las promesas latinas más importantes.
En 1997, Rentería se convirtió en leyenda. Fue el héroe absoluto de la Serie Mundial cuando conectó el hit de oro en la entrada 11 del séptimo juego frente a los Cleveland Indians, dándole a los Marlins su primer título. Colombia entera celebró ese batazo, que catapultó su figura en el béisbol internacional y le dio un lugar en la historia del deporte mundial.
Luego de su etapa en Florida, Rentería llegó a San Luis, donde vivió sus mejores años. En 2003, firmó una temporada de ensueño: promedio de .330, 194 imparables, 100 carreras impulsadas y 34 bases robadas. Ese año fue tercero en la Liga Nacional en hits y cuarto en promedio de bateo. Además, su defensa impecable en el campocorto fue reconocida con un Guante de Oro.
En 2004, los Cardenales llegaron a la Serie Mundial, pero fueron barridos por los Medias Rojas de Boston. Fue el final de su etapa con San Luis, pero no de su carrera. Rentería jugó luego con los propios Medias Rojas, Bravos de Atlanta, Tigres de Detroit, Gigantes de San Francisco y Rojos de Cincinnati. En total, disputó 2.152 partidos en las Grandes Ligas.
En 2010, con los Gigantes de San Francisco, Édgar Rentería vivió su segunda gran hazaña en una Serie Mundial. En el quinto juego frente a los Texas Rangers, conectó un jonrón de tres carreras que selló el campeonato para San Francisco. Fue elegido Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, una distinción que solo otro latino (Roberto Clemente) había logrado como campocorto antes que él.
Su legado estadístico es contundente: 2.327 hits, 140 jonrones, 923 carreras impulsadas y un promedio vitalicio de .286. Además de los dos anillos de Serie Mundial (1997 y 2010), fue convocado cinco veces al Juego de Estrellas, obtuvo dos Guantes de Oro y tres Bates de Plata. Su consistencia, liderazgo y rendimiento lo convirtieron en el beisbolista colombiano más importante de todos los tiempos.
Salón de la fama
El ingreso al Salón de la Fama de los Cardenales no solo reconoce sus logros deportivos, sino también su impacto cultural y su rol como embajador del béisbol colombiano en el escenario internacional. Es la primera vez que un colombiano alcanza tal distinción con una franquicia de las Grandes Ligas, y probablemente no será la última.
Mientras en Barranquilla ya se preparan homenajes, en San Luis ultiman los detalles de la ceremonia. Allí, su placa será instalada junto a las de leyendas como Ozzie Smith, Bob Gibson y Stan Musial, inmortalizando para siempre el nombre de Édgar Enrique Rentería Herazo.
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