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El Rodadero se convirtió en un “Bronx” de Santa Marta

Por Jose A Fawcett G

Bebidas alcohólicas, drogas y prostitución sin control convirtieron a El Rodadero en un pequeño “Bronx”, advierte el comité cívico del sector turístico.

“La calle séptima con carrera primera, es el sitio de la venta de cerveza en espacio público, drogas y prostitución, el lugar que se está convirtiendo en el Bronx de El Rodadero, sin exageración alguna”, señaló Luis Antonio Sánchez Arenas, miembro del comité Pro Defensa de El Rodadero.

El lamento y queja de dicho comité señaló también que la bulla es tal que les perturba el sueño todas las noches mientras que borrachos, prostitución y microtráfico se desarrollan sin ningún control.

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Por su parte, Luis Antonio Sánchez Arenas miembro del comité Pro Defensa de El Rodadero indicó que la contaminación es originada por vendedores que, sin control alguno, se quedan todas las noches hasta las 4 y 5 de la madrugada.

Sánchez Arenas también dijo que estos vendedores “no se preocupan por ayudar a recoger la basura que generan con sus ventas. Son indolentes. No les importa la buena imagen del sitio del que derivan su sustento”.

Ver: Comité prodefensa de El Rodadero: ‘tatequieto’ a la decadencia turística

BASURA Y BULLA

Desde tempranas horas ya se ve el basural en El Rodadero

Los habitantes de El Rodadero, ya no aguantan más el basural que dejan regado los vendedores ambulantes en las calles sin que la Empresa de Servicios Públicos del Distrito de Santa Marta, ESSMAR de abasto.

Hay varios problemas, advirtió Sánchez Arenas, no se permite a los turistas el ingreso de bebidas alcohólicas, pues les requisan los bolsos y les decomisan el licor o les dan la opción de que se devuelvan.

Ver: Migración y Cotelco aúnan fuerzas contra turismo de trata de personas

Pero, agregó en sus declaraciones a CÓDIGO PRENSA, «lo incoherente es que en cambio si se la venden una vez instalado en la playa, por otra parte, a las dos de la madrugada la Policía saca a los turistas de la playa, en donde han estado consumiendo licor».

Asimismo, un grupo organizado de vendedores que ofrece bebidas alcohólicas les alquila las sillas junto a equipos de sonido portátiles que suenan a volúmenes extremadamente altos en plena calle séptima con carrera primera hasta el amanecer, y para colmo dejando un reguero de basuras.

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