Home Portada Habemus Papam: Robert Prevost, el Papa con alma andina que guía al Vaticano

Habemus Papam: Robert Prevost, el Papa con alma andina que guía al Vaticano

por Álvaro Quintana Mendoza
El nuevo líder de la Iglesia Católica, Robert Prevost vivió 40 años en Perú, habla español con fluidez y representa una fuerte conexión con América Latina.

El nuevo líder de la Iglesia Católica, Robert Prevost vivió 40 años en Perú, habla español con fluidez y representa una conexión con América Latina.

La Iglesia Católica inicia una nueva etapa. Este 8 de mayo de 2025, el cónclave de cardenales eligió a Robert Francis Prevost como el nuevo Papa, quien adoptó el nombre de León XIV. Nacido en Chicago pero profundamente latinoamericano por vivencias y convicción, el nuevo pontífice ha vivido más de cuatro décadas en Perú, país donde dejó una huella pastoral, cultural y social imposible de ignorar.

Su elección representa un cambio significativo en la historia reciente del Vaticano. Es la primera vez que un estadounidense lidera la Iglesia y, más aún, un hombre formado en las realidades latinoamericanas. Su nombre papal también ha sorprendido: León XIV, una elección cargada de simbolismo histórico. Aunque el último Papa León fue elegido en 1878, este nombre ahora cobra nueva vida con un rostro norteamericano que habla español con naturalidad y piensa con mentalidad andina.

Robert Prevost, miembro de la Orden de San Agustín, aterrizó en Perú como misionero en 1985. Fue allí donde comenzó su transformación espiritual más profunda. En medio de comunidades rurales, crisis políticas, conflictos sociales y desafíos ambientales, desarrolló una teología centrada en la dignidad humana, la justicia y la cercanía con los más vulnerables. Fue nombrado obispo de Chiclayo y desde entonces se convirtió en un referente moral para muchas comunidades del norte peruano.

Quienes lo conocieron en su etapa pastoral recuerdan a un hombre que caminaba descalzo por las calles polvorientas, que comía con los campesinos y que no le temía a los temas espinosos. Hablaba del hambre, de la desigualdad, del abandono del Estado, y lo hacía con voz firme desde el púlpito. Su visión eclesial ha estado siempre alineada con una Iglesia que no se encierra en palacios, sino que sale al encuentro del pueblo.

Antes de ser elegido Papa, Prevost ya era una figura de influencia en Roma. Ocupó el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos, una oficina clave en la selección y evaluación de los pastores de todo el mundo. También presidió la Pontificia Comisión para América Latina, desde donde promovió diálogos abiertos con movimientos sociales, líderes indígenas y organizaciones comunitarias. Su trabajo fue vital para el fortalecimiento del vínculo entre el Vaticano y los pueblos del sur del continente.

Robert Prevost, “Un Papa con alma latina”

Desde su aparición en el balcón central de la Basílica de San Pedro, la imagen de León XIV quedó marcada en la historia. Con una sonrisa serena y vestido de blanco, dirigió sus primeras palabras en español, un gesto que conmovió a millones de fieles en América Latina.

Agradeció la confianza de los cardenales y pidió oraciones por los pobres, los migrantes y las víctimas de violencia. En su breve mensaje dejó claro que su pontificado no será indiferente ante los grandes desafíos sociales del presente.

“Un Papa con alma latina”, titularon muchos medios peruanos tras su elección. No es para menos. Su identidad se ha forjado en diálogo con la cultura andina, los pueblos originarios, la gastronomía criolla y las costumbres del pueblo peruano. Habla con soltura de la Pachamama, recuerda frases en quechua y mantiene contacto con líderes campesinos a quienes considera sus hermanos espirituales.

Analistas internacionales ya anticipan un pontificado marcado por la defensa de los derechos humanos, la promoción del medio ambiente y la descentralización del poder eclesiástico. Se espera que impulse una Iglesia más horizontal, menos burocrática y con mayor protagonismo de los laicos. También se prevé un fuerte respaldo a las iglesias locales en América Latina, muchas de las cuales enfrentan crisis de vocaciones y persecución en contextos de violencia.

La elección de León XIV es también una respuesta al crecimiento de la fe católica en el sur del planeta. Mientras en Europa se registran cifras decrecientes de feligreses, América Latina y África sostienen el dinamismo y la vitalidad de la Iglesia. Este giro hacia el sur ya había comenzado con el Papa Francisco, pero ahora se profundiza con un sucesor que no solo conoce, sino que encarna la realidad de los pueblos latinoamericanos.

Con 69 años de edad, León XIV asume el papado en un mundo convulsionado por guerras, crisis climática y desigualdad. Pero también lo hace con una mirada esperanzadora y cercana. Su liderazgo será clave en los próximos años para definir el rumbo espiritual de más de mil millones de católicos. La historia del nuevo Papa no se cuenta solo desde los pasillos del Vaticano, sino también desde los cerros de Chiclayo, los ríos de Amazonas y las parroquias humildes donde dejó sembrada una semilla que hoy florece en Roma.

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