Home Portada El cuidador del coliseo de Gaira pareciera estar ‘preso’ en la obra inconclusa

El cuidador del coliseo de Gaira pareciera estar ‘preso’ en la obra inconclusa

Por Adrián Jaimes Torrado

Desde hace dos meses, el señor Octaviano Romero vive en precarias condiciones en el inconcluso escenario deportivo que le encomendaron cuidar. El contratista a quien la Alcaldía de Santa Marta le adjudicó la obra, le adeuda desde hace más de dos meses $4.265.000 de su remuneración como vigilante.

Eran las 6:35 de la tarde del 29 de julio, Santa Marta festejaba 493 años de fundación; mientras tanto, un hombre detrás de unos barrotes y a oscuras demostraba necesidad.

La escena se ha vuelto normal para los vecinos del coliseo de Gaira quienes a diario pasan por el lugar para suministrarle algún tipo de ayuda al señor Octaviano Romero.

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La única acompañante de Octaviano Guerrero es una fiel y tierna perrita.

Al verme, el semblante le cambió. Yo era una de las pocas visitas que recibe desde que convirtió el coliseo en su casa. Con amabilidad abrió la reja y atendió muy amable.

– ¿Cómo ha pasado don Octaviano? -pregunté-. – «¡Pues ahí vamos!. ¡En las mismas de siempre!»; -respondió-. Acomodó dos sillas en la entrada y se sentó a conversar.

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TRABAJADOR FIEL

Octaviano Romero, es un guajiro que llegó a Santa Marta a comienzos de 2017 con la intención de trabajar en albañilería, el oficio al que se ha dedicado los últimos 36 años.

En enero del año pasado fue contratado verbalmente por Orlando Silva, maestro de obra de remodelación. El acuerdo fue por $50.000 pesos por cada jornal de trabajo.

EL COLISEO 12MAY

Octaviano Romero trabajó 10 meses en la remodelación del coliseo.

Estuvo empleado 10 meses hasta antes de comenzar Juegos Bolivarianos. El 14 de diciembre fue llamado de nuevo para cuidarlo porque los vigilantes habían renunciado.

Cuidó hasta el último día de 2017. Entre enero y febrero de 2018 trabajó en los detalles faltantes del escenario. El 12 de marzo lo contrataron para vigilar durante el día.

ATRAPADO EN LA OBRA

Hace dos meses lo desalojaron del lugar donde vivía por no tener como pagar. Debe $1.200.000. Ante la triste realidad, este humilde trabajador se refugió en el coliseo.

De los 141 días que Octaviano ha laborado como celador, le han pagado 74; es decir, $2.600.000. Hay días que pasa sin probar alimento, está a la caridad de los vecinos.

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Literalmente, Octaviano está preso y solitario en el coliseo de Gaira.

El restaurante donde donde tomaba los alimentos le cerró el crédito porque la deuda supera los $250.000. Desde entonces, el cuidador se alimenta de lo que le obsequian.

Desde el pasado primero de julio le ha tocado fungir como celador todo el día porque los vigilantes de la noche se fueron. Dice que está preso. Completa 30 días encerrado.

CONDICIONES PRECARIAS

Ser un hombre responsable es lo que no le ha permitido dejar abandonada la edificación, por eso duerme lo justo y el resto del tiempo permanece muy alerta.

Se ha hecho amigo de los policías del cuadrante quienes lo visitan de forma continua. El coliseo lleva dos meses sin luz porque el contratista no pagó la factura de energía.

Lava su ropa y se asea en uno de los camerinos. Tiende las prendas en las porterías. Descansa las pocas horas que puede sobre unos cartones y eventualmente cocina.

Por ahora Octaviano sigue siendo el único doliente que tiene el escenario. Con rigurosidad y puntualidad; todos los días cumple como vigilante, cuidador y jardinero.

¿ELEFANTE BLANCO?

La cara visible de la condición de la obra es su cuidador. Después de un contrato y cinco otrosíes, la remodelación del escenario costó $4.022 millones y aún no se entrega.

Al señor Romero le adeudan $1.300.000 de 26 jornales que realizó en la obra, los 18 días que cuidó en diciembre y los últimos 67 días; para un total de: $4.265.000.

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Pasa las noches en vela adherido a un palo, es su única arma.

Él no tiene problema en seguir trabajando, pero exige el pago. Lleva cinco meses sin poder ver a su compañera sentimental y dos meses sin proveerle sus necesidades.

El preso del coliseo de Gaira espera tras los hermosos barrotes de colores que sus noches de agonía sean tan alegres como la celebración de Santa Marta en sus 493 años.

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