Santa Marta se ha convertido, en la ciudad cumbre de las ocupaciones ilegales. La falta de presencia de las autoridades lo hacen posible.
Mientras que por un lado el Gobierno Departamental y Distrital se expone como defensora del medio ambiente, el bosque seco de la ciudad está en extinción.
La cantidad de construcciones y ocupaciones ilegales es abismal. Desde Taganga, el cerro de Ziruma e incluso Minca, las construcciones ilegales pululan.