Mientras algunos disfrutan entre el jolgorio y el baile, los tenedores de mascotas viven una verdadera pesadilla por cuenta del uso de pólvora durante diciembre.
Agitación, taquicardia, temblores y aturdimientos; son algunos de los síntomas que experimentan los perros durante las celebraciones de diciembre.
Pero no por la celebración de la Navidad, sino por el uso indiscriminado de pólvora que durante estas fechas se vuelve una constante.
Poco efectivas han resultado las estrategias de las autoridades nacionales y locales para frenar su uso, y los más indefensos pagan las consecuencias.
Mientras que sus dueños, sólo fungen como meros espectadores mientras que rezan, al igual que parecen hacerlo sus perros, porque los estallidos se detengan.
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VÓMITOS Y DESCONTROL
Ana Isabel Tete, vive por el sector del asilo y tiene a Sasha, una hermosa perra de raza labrador de dos años de edad. Alegre y juguetona la mayor parte del tiempo.
Pues la situación cambia drásticamente, cuando oye cohetes o ‘triqui-traques’. En ese momento, mete el rabo entre sus patas y comienza a hiperventilar.
“No quiere comer, sólo lo hace cuando cesan las explosiones; pero apenas empiezan, se esconde y ha llegado hasta el punto de vomitar”.
Situación que comparte Andrea López, que le toca presenciar cómo su perro hace ‘sus necesidades’ por toda la casa cuando oye estallar algún artefacto.
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INFARTADOS Y EXTRAVIADOS
El miedo y las náuseas no son los únicos síntomas que experimentan estos animales domésticos. Unos incluso corren despavoridos de sus hogares.
Como el caso de Gaia, una caniche de pelo blanco, que el pasado Día de las Velitas, desorientada por el ruido de la pólvora se le escapó a su dueña.
Desde ese día, Sandra Oviedo ha inundado las redes con fotos de Gaia, para poder encontrarla. Dice, que su casa no es la misma sin ella.
Su mayor miedo, es que corra la misma suerte de Vainilla, una perrita en Ciénaga que en días pasados sufrió un infarto fulminante ante el estallido de pirotecnia.
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VENDAJE ‘TELLINGTON’
Ante una sociedad que no escucha sus ruegos de no utilizar este tipo de artefactos, estos amantes de las mascotas han tenido que ingeniárselas.
Fabricando de manera artesanal, un tipo de vendaje conocido como ‘Tellington’; por el que parte de las extremidades y áreas sensibles del animal es aprisionada.
Y que según Nataly Berman, es una técnica que le funciona mucho con su perrita, que se siente resguardada, tranquila y evita la sobre exaltación.
Otras, como Norma Cerquera, recurren a encerrarse en el baño y colocar música; mientras reza porque no sufra un infarto que acabe con la vida de su adorado perro ‘Messi’.
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