Home Magdalena ¿Quiénes son los cuatro aspirantes que disputan la Gobernación del Magdalena en las atípicas?

¿Quiénes son los cuatro aspirantes que disputan la Gobernación del Magdalena en las atípicas?

por Álvaro Quintana Mendoza
Miguel Martínez Olano, Luis Santana Galeth, Margarita Guerra Zúñiga y Rafael Noya García, los cuatro aspirantes inscritos para las elecciones atípicas a la Gobernación del Magdalena.

Las elecciones atípicas del Magdalena abren un escenario en el que cuatro campañas intentan convencer a un electorado cansado, desconfiado y presionado por encuestas filtradas.

Las elecciones atípicas del Magdalena llegan en un clima de incertidumbre. La ciudadanía votará, este domingo 23 de noviembre, para completar un periodo truncado, con cuatro campañas activas y un quinto actor que ha ganado fuerza: el voto en blanco. También aparece la sombra persistente de la abstención, un fenómeno habitual en convocatorias extraordinarias, que podría ubicarse cerca del 50 %, según tendencias históricas en procesos similares del país.

Para comprender el panorama político del Magdalena en estas elecciones atípicas, resulta necesario revisar con detalle quiénes son los aspirantes, qué sectores los respaldan, cómo han sido sus trayectorias y cuáles factores podrían fortalecerlos o debilitarlos en una contienda marcada por liderazgos locales firmes, estructuras partidistas que se disputan territorio y una ciudadanía que mantiene reservas históricas frente a la clase política.

Miguel Ignacio Martínez Olano: el aspirante que busca una coalición funcional

Miguel Ignacio Martínez Olano, encabeza el tarjetón. Es abogado, con recorrido en asuntos públicos y cercanía con sectores que se autodefinen como moderados y orientados a la gestión. Su campaña ha destacado que posee experiencia jurídica y administrativa, aunque su nombre no aparecía con fuerza en escenarios departamentales antes de esta contienda.

Su aspiración está respaldada por una coalición compuesta por Alianza Democrática Amplia -ADA, Colombia Justa Libres y la Liga de Gobernantes Anticorrupción. Esta estructura le permite presentarse como un candidato que intenta conciliar distintas sensibilidades, desde sectores cristianos hasta grupos ciudadanos anti–corrupción.

Martínez tiene como fortaleza el hecho de que su perfil despierta poca resistencia. No es una figura polarizante y eso, en un departamento acostumbrado a disputas intensas entre movimientos de alto voltaje, puede resultar útil para atraer a electores pragmáticos que buscan orden institucional y administración eficiente. También sobresale su capacidad para dialogar con actores políticos diversos, lo que podría facilitarle acuerdos en un eventual gobierno.

Sin embargo, su debilidad más evidente está en el impacto al ciudadano. En varios sondeos publicados por medios regionales, aparece en una posición intermedia que lo ubica lejos del primer lugar. Aunque tiene un nivel de reconocimiento alto, ese dato no se traduce automáticamente en intención de voto consolidada. También enfrenta un problema frecuente en campañas moderadas: su mensaje puede pasar desapercibido frente a propuestas más emotivas o narrativas cargadas de identidad política.

Su trayectoria entre escándalos y controversias lo constituye en una luz para quienes buscan romper con las estructuras establecidas en el departamento. Por otra parte, su gran sombra es la falta de una marca política fuerte en un departamento donde la identidad partidista y la presencia territorial suelen pesar más que el tecnicismo.

Luis Augusto Santana Galeth: el candidato que intenta construir desde la ética pública

El segundo lugar en el tarjetón lo ocupa Luis Augusto Santana Galeth. Su campaña representa al Partido Dignidad y Compromiso y se ha construido alrededor de un discurso de integridad, buen manejo del dinero público y respeto por la legalidad. Esta narrativa lo presenta como un aspirante ético, enfocado en la administración responsable, con programa basado en educación, infraestructura, oportunidades económicas y veeduría ciudadana.

Su principal fortaleza es justamente su identidad: se promueve como una alternativa que no depende de maquinarias ni estructuras tradicionales. Habla en tono ciudadano y enfatiza el servicio público por encima de la política competitiva. Para sectores cansados de pugnas partidistas, esto puede ser atractivo.

Sin embargo, su gran desventaja es estructural: carece de un aparato territorial robusto. En un departamento tan extenso y desigual como el Magdalena, donde municipios como Plato, Pivijay, Fundación, El Banco o Ciénaga exigen presencia diaria, una campaña sin base logística amplia enfrenta limitaciones objetivas para movilizar votantes. Esta carencia se refleja también en los sondeos no oficiales difundidos en la región, donde suele aparecer en los últimos lugares.

No existen antecedentes públicos de investigaciones que afecten su credibilidad, lo cual juega a su favor. No obstante, su falta de trayectoria de alto perfil puede llevar a ciertos electores a dudar de su capacidad para gobernar un departamento complejo y con enormes retos financieros, sociales y territoriales.

Su luz es la transparencia. Su sombra, la debilidad electoral y la dificultad para competir en un escenario polarizado.

Margarita Guerra Zúñiga: la aspirante más visible y la apuesta del caicedismo

El tercer espacio en el tarjetón corresponde a Margarita Guerra Zúñiga, la única mujer en esta contienda, es abogada, especialista y magíster en Derecho Público. Fue diputada del Magdalena por Fuerza Ciudadana, el movimiento que ha dominado la política departamental en los últimos años.

Su mayor fortaleza es la visibilidad. Posee una presencia amplia en sectores populares, especialmente en Santa Marta y municipios fuertes en el departamento; su campaña refleja disciplina territorial. Ha logrado consolidarse como figura cercana gracias al respaldo de una estructura sólida.

En varias mediciones divulgadas por medios locales, aparece como la aspirante con mayor intención de voto. Aunque estas encuestas no han sido divulgadas por las firmas en canales oficiales, cuatro de cinco mediciones conocidas la ubican como favorita. Su ventaja no se debe únicamente a la campaña actual, sino también al posicionamiento histórico de su partido.

Sin embargo, su principal debilidad es justamente el peso del movimiento que la respalda. Para un sector significativo del Magdalena, Fuerza Ciudadana genera opiniones divididas. Mientras un grupo reconoce logros administrativos durante gobiernos anteriores, otro señala deficiencias o cuestiona la concentración de poder. Guerra debe cargar ese legado, para bien o para mal.

Su luz es la solidez política. Su sombra es la percepción de continuidad. Aunque no tiene investigaciones recientes que comprometan su nombre, su campaña está inevitablemente vinculada a debates sobre gestiones previas.

Rafael Noya García: el candidato que se presenta como una alternativa incluyente

Rafael Noya García aparece en el cuarto lugar de la tarjeta. Exdiputado, respaldado por la coalición “En el Magdalena Cabemos Todos”, que agrupa a sectores diversos, desde Cambio Radical hasta Colombia Renaciente, además de contar con el apoyo del Pacto Histórico.

Su fortaleza radica en su construcción territorial. Tiene recorrido en municipios y activa participación comunitaria. Su narrativa de unidad y gobierno abierto lo posiciona como un aspirante que intenta aglutinar fuerzas heterogéneas y liderazgos intermedios.

Tiene un antecedente innegable: saltó del movimiento Fuerza Ciudadana, para iniciar su propio camino político, y esto le ha causado algunos señalamientos por parte de algunos sectores sobre su narrativa de unión en el departamento.

Su luz es su capacidad para dialogar con sectores distintos. Su sombra, el antecedente jurídico que aún genera reservas en parte del electorado. Además, aunque una encuesta filtrada lo mostró por encima del resto, las otras cuatro lo ubican detrás de Margarita Guerra.

El voto en blanco: el actor inesperado que crece

En las atípicas, el voto en blanco se ha convertido en un fenómeno. La desconfianza ciudadana y la incomodidad con la oferta electoral lo han catapultado a cifras significativas en encuestas divulgadas por medios regionales. Algunas mediciones lo ponen por encima del 40 %.

No invalida la elección, pero sí envía un mensaje. Refleja cansancio político y puede afectar directamente las campañas, sobre todo si muchos indecisos se decantan por esa opción.

La abstención: un riesgo que puede definir la elección

En procesos extraordinarios, la participación suele ser baja. Para el Magdalena se proyecta que la abstención podría rondar la mitad del censo, lo que dejaría la decisión final en manos de votantes muy específicos: bases disciplinadas, estructuras partidistas fuertes o comunidades con movilización organizada.

Mientras menos gente participe, más pesa la maquinaria. Mientras más participe, más se castiga la polarización.

Las encuestas filtradas: una competencia por moldear percepciones

Desde hace semanas circulan encuestas divulgadas por integrantes de campañas. Solo algunas han sido publicadas por firmas conocidas en sus canales oficiales. Esa mezcla de filtraciones y vacíos genera dudas entre los votantes sobre qué tan reales son las cifras.

La coincidencia en cuatro mediciones que favorecen a Margarita Guerra y la existencia de una sola que da ventaja a Rafael Noya han intensificado el debate. Miguel Martínez aparece como una opción intermedia, mientras Luis Santana queda relegado en casi todas.

Las encuestas no definen una elección, pero sí crean clima político. En esta, el clima es incierto.

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