‘Los Tamales Quedan Dos’, un negocio que fundó Manuel de Jesús Bolívar Figueroa junto con su esposa, mezcla sabores de diferentes ciudades: Barranquilla, Bucaramanga, Ibagué y Santa Marta.
Manuel de Jesús Bolívar Figueroa es un barranquillero enamorado de la samaria, que junto con su esposa Nelly Viloria son los encargados de darle vida a los ‘Tamales Quedan Dos’.
Esta pareja se dedica a la elaboración y venta de este plato típico, oficio al que se consagraron hace 22 años y convirtieron en la principal fuente de ingreso familiar.
Los esposos iniciaron esta actividad en respuesta a las dificultades de la vida. Hoy se sienten agradecidos porque han podido sacar adelante a su familia a punta de tamal.
La preparación de este manjar la iniciaron con una receta familiar en la que hacen una mezcla entre harina y arroz, que Manuel y su esposa hicieron evolucionar.
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LA EVOLUCIÓN
Al principio su único medio de transporte era una bicicleta, luego, en moto se tomó las calles de la ciudad, y gracias a la buena venta, adquirieron un carro-restaurante.
Con la acogida de los tamales, Manuel y Nelly decidieron organizarse como una venta estacionaria, hasta donde llegarían los clientes y ser mejor atendidos.
Actualmente se instalan en el predio donde funciona la Estación de Servicio Avenida del Río, donde cientos de personas de todos los estratos, disfrutan este manjar.
Vendían 70 tamales en promedio; ahora sobrepasan los cien, eso sí, sin perder la calidad de siempre. En fin de año las ventas aumentan así solamente ‘queden dos’.
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QUEDAN DOS
El nombre del negocio nació como un sarcasmo. Cada vez que Manuel Bolívar salía a vender le preguntaban cuántos le quedaban; respondía: «¡quedan dos!»
Bolívar les ofrece a sus clientes tres tipos de tamales: pollo, cerdo y mixto. El mejor acompañamiento para este plato es un frío jugo de zanahoria con limón.
La clave de la preparación para los tamales se hace con muchas verduras sin condimentos, que se sofríen sobre caldo de pollo, además de una mezcla de arroz y harina de maíz.
Sus comensales disfrutan de estos deliciosos tamales en las noches samarias. Ellos hacen las cosas desde la unión que consideran un vínculo muy fuerte e inquebrantable.