En el corazón de Santa Marta, una pugna eclesiástica ha capturado la atención de la comunidad religiosa y laica. El conflicto entre el obispo José Mario Bacci Trespalacios, representante de la Diócesis de Santa Marta, y el sacerdote Hernando Fajid Álvarez Yacub, encargado de la iglesia del cementerio San Miguel, ha escalado a niveles sin precedentes.
Este enfrentamiento no solo afecta a los involucrados directos, sino que también tiene implicaciones para la comunidad y las autoridades locales. A continuación, se desglosan los cinco aspectos más importantes de esta disputa, detallando cada paso del proceso y culminando con el reciente aplazamiento de la diligencia del proceso de amparo policivo por perturbación a la tenencia.
1. Orígenes del conflicto: contexto histórico y los involucrados
La tensión entre el obispo José Mario Bacci Trespalacios y el sacerdote Hernando Fajid Álvarez Yacub no surgió de la noche a la mañana. El obispo Bacci, conocido por su firmeza en la administración diocesana, ha estado al frente de la Diócesis de Santa Marta durante los últimos cinco años. Su gestión se ha caracterizado por una rigurosa aplicación de las normativas eclesiásticas y un enfoque centralizador en la administración de los recursos y propiedades de la iglesia.
Por otro lado, el sacerdote Hernando Fajid Álvarez Yacub, líder espiritual de la iglesia del cementerio San Miguel, es un clérigo con una profunda conexión con la comunidad local. Su carisma y su enfoque pastoral cercano han hecho que goce de un amplio apoyo entre los feligreses, quienes ven en él una figura protectora y accesible. Álvarez Yacub ha estado al frente de la iglesia del cementerio por más de una década, periodo durante el cual ha desarrollado una serie de programas comunitarios y sociales que han fortalecido el vínculo entre la iglesia y la comunidad.
El primer indicio de desacuerdo entre ambos líderes religiosos surgió a raíz de la administración de la iglesia del cementerio San Miguel. Según fuentes cercanas, el obispo Bacci Trespalacios exigió una mayor transparencia y rendición de cuentas sobre los ingresos y gastos de la iglesia, algo que Álvarez Yacub consideró como una intromisión en su autonomía pastoral. Las tensiones aumentaron cuando el obispo ordenó una auditoría exhaustiva de las finanzas de la iglesia, a lo que el sacerdote respondió con resistencia y argumentos sobre la independencia parroquial.
2. Escalada del conflicto: declaraciones y contradeclaraciones
Con el paso del tiempo, la disputa se hizo pública a través de declaraciones y contradeclaraciones. El obispo Bacci Trespalacios acusó a Álvarez Yacub de no seguir las directrices diocesanas y de manejar los recursos de manera discrecional. Estas acusaciones fueron refutadas enérgicamente por Álvarez Yacub, quien defendió su gestión y cuestionó la autoridad del obispo para intervenir en asuntos que, según él, pertenecen a la parroquia y no a la diócesis.
La confrontación verbal escaló cuando ambos líderes comenzaron a utilizar los medios de comunicación locales para expresar sus puntos de vista. El obispo Bacci Trespalacios, en una entrevista, subrayó la necesidad de mantener una administración transparente y alineada con las políticas diocesanas, mientras que Álvarez Yacub, en una emisora, se presentó como víctima de una persecución injusta y una interferencia indebida en su labor pastoral.
La comunidad de Santa Marta se vio inevitablemente arrastrada al conflicto. Los feligreses de la iglesia del cementerio San Miguel organizaron manifestaciones en apoyo a su sacerdote, mostrando pancartas y cantando himnos religiosos. Al mismo tiempo, algunos miembros de la comunidad que apoyan al obispo argumentaban que la transparencia y la rendición de cuentas eran esenciales para la integridad de la iglesia.
Este enfrentamiento polarizó a la comunidad, generando un clima de tensión y división que afectó las actividades cotidianas de la iglesia y la diócesis. Las misas y las actividades parroquiales se convirtieron en escenarios de discusiones y debates, lo que llevó a una disminución en la participación de algunos feligreses que preferían mantenerse al margen del conflicto.
3. Intervención de las autoridades: petición de amparo policivo
Ante la creciente tensión y la imposibilidad de llegar a un acuerdo, el obispo Bacci Trespalacios decidió acudir a las autoridades civiles. Interpuso una solicitud de amparo policivo por perturbación a la tenencia contra el sacerdote Álvarez Yacub. Este recurso, en el marco normativo colombiano, busca proteger la posesión y el uso de un bien inmueble cuando esta se ve perturbada por acciones de terceros.
El amparo policivo es una medida preventiva que permite a una persona afectada por una perturbación en su tenencia, solicitar la intervención de las autoridades para restablecer la situación de hecho que tenía antes de la perturbación. En este caso, la diócesis argumentó que las acciones de Álvarez Yacub perturbaban su derecho a administrar la iglesia del cementerio San Miguel, una propiedad bajo la jurisdicción diocesana.
El sacerdote Álvarez Yacub reaccionó de inmediato a la solicitud de amparo policivo, calificándola como un intento de despojarlo de su legítima autoridad pastoral sobre la iglesia del cementerio. En una rueda de prensa, declaró que su misión es servir a la comunidad y que no permitiría que las autoridades civiles interfirieran en asuntos eclesiásticos. Además, anunció que recurriría a todas las instancias legales necesarias para defender su posición y la de su parroquia.
4. Aplazamiento de la diligencia: implicaciones judiciales
El proceso de amparo policivo llegó a los tribunales, donde se esperaba una pronta resolución debido a la naturaleza urgente de estas medidas. Sin embargo, la diligencia fue aplazada por el juez encargado del caso para el jueves 11 de julio a las 9:30 de la mañana. Esta decisión se tomó después de considerar los argumentos presentados por ambas partes y la necesidad de una mayor investigación para esclarecer los hechos y las implicaciones del conflicto.
El aplazamiento de la diligencia generó reacciones mixtas. Por un lado, la representación legal de la diócesis expresó su decepción por la demora en la resolución del caso, argumentando que la falta de una decisión inmediata prolonga la incertidumbre y la perturbación en la administración de la iglesia del cementerio. Por otro lado, los seguidores del sacerdote Álvarez Yacub vieron el aplazamiento como una oportunidad para seguir defendiendo su posición y buscar una solución más equitativa y consensuada.
5. Contexto legal: amparo policivo y perturbación a la tenencia
En Colombia, el amparo policivo es una figura legal que protege el derecho a la tenencia y posesión de bienes inmuebles. Está regulado por el Código Nacional de Policía y Convivencia, y se aplica cuando una persona considera que su tenencia se ve perturbada por las acciones de otra. La autoridad policial, en primera instancia, y luego los jueces, tienen la facultad de evaluar las evidencias y emitir una orden para restablecer la situación anterior a la perturbación.
La perturbación a la tenencia se refiere a cualquier acto que interfiere con el ejercicio pacífico de la posesión de un bien inmueble. Puede incluir actos de violencia, ocupación indebida, impedimento al acceso, entre otros. En el contexto de este conflicto, la diócesis argumenta que la gestión del sacerdote Álvarez Yacub constituye una perturbación a su derecho de administrar y controlar la iglesia del cementerio San Miguel.
VER: Pelea pastoral en Santa Marta: bronca del padre Fajid contra su superior el obispo Bacci
Perfiles de los protagonistas: obispo Bacci y sacerdote Álvarez
José Mario Bacci Trespalacios nació en Cartagena y fue ordenado sacerdote hace más de treinta años. Antes de ser nombrado obispo de la Diócesis de Santa Marta, desempeñó diversas funciones administrativas y pastorales en varias diócesis de Colombia. Es conocido por su carácter firme y su dedicación a la implementación de reformas que buscan la transparencia y la eficiencia en la administración eclesiástica. Su gestión ha sido tanto elogiada por su rigor como criticada por su estilo autoritario.
Hernando Fajid Álvarez Yacub nació en el municipio de Santa Ana (Magdalena) y ha estado vinculado a la iglesia del cementerio San Miguel desde su juventud. Ordenado sacerdote hace más de veinte años, su labor pastoral se ha centrado en el apoyo a los más necesitados y el fortalecimiento de la comunidad local. Su estilo cercano y accesible lo ha convertido en una figura querida por muchos feligreses, aunque su autonomía ha generado tensiones con la jerarquía diocesana.