En la última semana, la ola de robos se intensificó; los turistas de Taganga, las víctimas perfectas; y el camino hacia Playa Grande el escenario ideal.
Desde hace años, Taganga dejó de ser un pueblo pesquero, remanso de la tranquilidad, la afabilidad y la seguridad propia de quienes se conocen entre sí.
La llegada masiva de turistas, y la consolidación de Taganga como receptor de la migración venezolana en Santa Marta, cambiaron el panorama.
Los nativos y operadores turísticos, han denunciado de manera reiterativa los constantes robos a mano armada del que son víctimas los visitantes.
En la gran mayoría de los casos, las víctimas son los turistas, que son asaltados en plenas calles de Taganga y en los caminos que conducen a sus playas.
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ESFUERZOS EN VANO
Son innumerables las reuniones que han adelantado los líderes de la comunidad con las autoridades de la Policía Metropolitana de Santa Marta.
La respuesta siempre es la misma: mandarán más hombres, harán más rondas de vigilancia e iniciarán investigaciones para frenar la delincuencia.
Las promesas parecen quedarse en palabras, por lo que los hoteles y establecimientos comerciales se han inclinado por instalar cámaras de seguridad.
Al mismo tiempo, los hostales reúnen una cuota mensual, que sirve para pagar un servicio de vigilancia informal, que deslegitima el CAI de Taganga.
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EN PLENA CANCHA DE FÚTBOL
Una de las víctimas es Carlos Andrés Bustamante, oriundo de Envigado e instructor de buceo. Vive en Taganga con su novia, ciudadana norteamericana.
El pasado 21 de febrero, mientras se dirigía a su casa, en inmediaciones de la cancha de fútbol; cinco jóvenes con armas blancas los despojaron de sus pertenencias.
Un día después, Liliana Vásquez, residente en Taganga, auxilió a un hombre que quedó mal herido luego que unos motorizados lo robaran y golpearan.
“A las 2:00 de la mañana, llamaron a la puerta como pidiendo ayuda. Mi mamá abrió y era un extranjero que lo dejaron hasta sin zapatos”. Señaló la mujer.
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LAS CASAS NO SE SALVAN
El atraco a mano armada no es la única modalidad de robo que se vive en Taganga. Los ladrones aprovechan la noche para adentrarse en las viviendas.
Enilsa De Andreis, relató que el pasado 12 de febrero, gracias a los ladridos de su perro, alertó la presencia de desconocidos en su patio.
La suerte no fue la misma para los administradores del hotel Cactus, que a finales de 2019 registraron el momento en el que un ladrón hacía de las suyas.
Las cámaras de vigilancia captaron a un joven, quien como un ‘hombre araña’, entró por una ventana al cuarto de unos turistas y se lo llevó todo.
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