Creció en el ir y devenir político de Ciénaga, y aunque se esperaba que fuera el sucesor de una casta política tradicional, desde joven sabía que el emprendimiento era lo suyo.
Andrés Serrano cumple 35 años el día de hoy. El tercero entre siete hermanos, sin embargo, nunca pensó que llegaría ‘al tercer piso’, con el peso de una de las marisquerías más famosas de Santa Marta, y de las más apetecidas en la Región Caribe.
Los mariscos estaban lejos de los sueños y pensamientos de aquel adolescente, que ya se desenvolvía con soltura en la comercialización de ropa y zapatos con sus allegados más cercanos.
Aunque tal como lo acepta, no era un estudiante ejemplar; los números y el emprendimiento definitivamente eran lo suyo, tanto así que antes de cumplir los 20 años ya había asumido la responsabilidad de administrar fincas de limón y criaderos de cerdo.
Labor, que desarrolló con el mismo ahínco y pasión que hoy le imprime a su empresa: Mariscos André. Inmiscuyéndose desde el proceso de compra de provisiones, hasta la presentación en la que se les sirve a los clientes.
EL RELATO DE LOS PRIMEROS AÑOS
Todos pensarían que el inicio de esta popular marisquería fue un sueño desde niño. Pero no; En medio de una conversación casual con su padre, alrededor de siete años atrás, este le comentó sobre la inexistencia de una marisquería en Santa Marta.
Un comentario al aire, sin intención alguna; pero que caló en lo más profundo de la mente del joven que anhelaba con ser su propio jefe, y que a los pocos días ya se encontraba diligenciando los trámites necesarios para montar su negocio.
De eso, ya se cumplen seis años. De esfuerzos, de madrugar, trasnochar; ser cocinero, contador, mesero y relacionista público al mismo tiempo; de alternar entre una ciudad y otra, verificando que todo marche sobre ruedas.
“Para ser el número uno, tienes que trabajar como si fueras el número dos” dice convencido. Pero su experiencia lo ampara, pues hoy Mariscos André es el punto de preferencia para toda la farándula criolla e internacional que llega a La Perla.
A SEGUIR CRECIENDO
El éxito que le ha acompañado hasta ahora, no lo nubla de ponerse metas cada vez más altas. Por eso, cuando habla sobre los proyectos a futuro, se queda meditando, como si los reflexionara en cuestión de segundos.
Ya le han propuesto vender franquicias de su marca, asesorar a otros emprendedores e incluso montar un restaurante; pero es claro: “mi negocio no lo veo ahí».
En cambio, sí lo ve abriendo nuevos puntos de venta en otras ciudades o reviviendo la emoción de compartir el sueño de su empresa en sets de televisión, como aquella invitación con el Gran Martín Elías que lo estremece hasta el día de hoy.
Portentosa hazaña; aunque no tanto para él, porque lo reconoce: “nunca descanso”. Por eso, no se extrañen, que su plan favorito con sus hijos, no sea otro que ir a que se empapen, de cómo funciona “La coctelería orgullo de la Región Caribe”.