Santa Marta se encuentra sumido en una ola de inseguridad, donde el sicariato y la delincuencia común, están a la orden del día.
Este 17 de diciembre, con pocas horas de diferencia, y a la luz pública, se produjo dos ataques sicariales: uno en Gaira y otro en inmediaciones de la carrera 19.
En el primero, se acabó con la vida de un joven de 26 años identificado como Yail Elías Sosa Rua. Según informes preliminares, por no dejarse quitar su motocicleta.
En el segundo, la víctima fue Rafael Antonio Robles Sierra, de 52 años, quien trabajaba como estibador en el puerto marítimo y recibió tres impactos de bala.
Seis días antes, Yesid Sangregoria Royero murió asesinado a bala en la terraza de su casa. El crimen no da tregua, y enluta a decenas de familias samarias.
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¿Y LAS AUTORIDADES?
Ante esta ola de crímenes, poca ha sido la efectividad de las autoridades tanto para capturar a los responsables como para dar con los móviles de los crímenes.
De hecho, la secretaria de Seguridad del Distrito, Sandra Vallejos, se ha referido a los acontecimientos expresando sus lamentaciones, pero sin dar más explicaciones.
A esta ola sicarial, se le suma la cantidad de robos y atracos a mano armada. En los centros comerciales, ya se suman avisos de “por favor cuide sus pertenencias”.
Los buses se servicio público, pasaron a ser una ruleta rusa para los samarios: no se sabe en cuál se será víctima de un atraco. Ya lo hacen hasta en las avenidas.
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