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Estas son las tres razones del éxito de la Cumbre de Transición Energética

Por Charil Pinto Pérez
Hay tres razones que consolidan la Cumbre de Transición Energética en Santa Marta.

La Cumbre de Transición Energética Justa y la Paz en Santa Marta destacó por tres razones clave que consolidaron su éxito.

En un contexto global marcado por la urgencia de adoptar políticas de desarrollo sostenible y energías renovables, la ciudad de Santa Marta fue el escenario de la Cumbre de Gobernanza para la Transición Energética Justa y la Paz. El evento logró reunir a representantes de comunidades indígenas, afrodescendientes y juntas de acción comunal, así como al sector privado, la academia, y a autoridades locales y nacionales.

Este encuentro, con la participación de expertos nacionales e internacionales, sentó las bases para fortalecer la gobernanza de la transición energética en Colombia, uniendo esfuerzos entre la sociedad civil, el sector público y el privado. Aquí analizamos las tres razones clave que explican el éxito de esta cumbre y la relevancia de Santa Marta como punto de encuentro para una transición energética orientada hacia la paz.

1. Inclusión de comunidades como agentes de cambio

La Cumbre de Gobernanza se destacó por colocar a las comunidades en el centro de la discusión, no solo como beneficiarias, sino como actores fundamentales en la transformación energética. En Colombia, donde la diversidad cultural y étnica es un componente fundamental, la transición energética debe estar alineada con las realidades y necesidades de cada comunidad. Esta cumbre permitió que representantes de comunidades energéticas de diversas regiones del país compartieran sus experiencias y lecciones aprendidas en el uso de fuentes renovables.

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El ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, enfatizó que la transición justa debe involucrar a las comunidades energéticas en la toma de decisiones. Al incluir a líderes comunitarios de territorios como Bojayá y Valle del Cauca, la cumbre reconoció el valor de las comunidades para gestionar sus propios recursos energéticos, fortaleciendo la gobernanza local. Desde la instalación de paneles solares hasta la formación en producción sostenible, estos testimonios resaltaron cómo los habitantes se convierten en guardianes de sus propios proyectos energéticos, un enfoque que también contribuye a construir paz en territorios históricamente afectados por la violencia y la exclusión social.

2. Alianzas público privadas para la sostenibilidad

Otro pilar del éxito de la Cumbre fue la cooperación entre el sector público y privado, así como el apoyo de instituciones académicas y organismos internacionales. La participación de entidades como el Ministerio de Minas y Energía, la Gobernación del Magdalena, la Fundación Paz y Reconciliación (PARES), y organizaciones internacionales como WWF y AHK (Cámara de Comercio Colombo-Alemana) facilitó el diálogo y el intercambio de conocimientos. Esta colaboración permitió no solo la implementación de proyectos innovadores, sino también la consolidación de una agenda común para la sostenibilidad y la paz.

El programa de comunidades energéticas, impulsado desde el gobierno nacional, fue un ejemplo de cómo las alianzas pueden potenciar recursos y garantizar un impacto sostenible a largo plazo. Estas alianzas son esenciales para superar los desafíos técnicos y financieros que implica la transición energética en áreas rurales. La capacitación y certificación de los estudiantes de la Escuela Transforma TEJ reflejó este esfuerzo colaborativo, dotando a las comunidades de herramientas para liderar proyectos energéticos con un enfoque técnico y político.

La convergencia de estos actores en Santa Marta reafirma el compromiso de Colombia hacia un modelo de transición que considera la diversidad territorial y que impulsa proyectos adaptados a las capacidades locales, una estrategia que además contribuye a reducir la dependencia energética y a impulsar el desarrollo económico en las zonas más vulnerables del país.

3. Educación en la transición energética justa

Un tercer aspecto clave que hizo de esta Cumbre un evento exitoso fue la formación de capacidades y el rol de la educación en la construcción de una ciudadanía energética. La Cumbre reconoció la importancia de empoderar a líderes comunitarios y estudiantes, no solo con conocimientos técnicos sobre energías renovables, sino también con habilidades para la gobernanza y la autogestión de proyectos energéticos. En este contexto, la Escuela Transforma TEJ fue una iniciativa fundamental.

Los participantes de la Escuela recibieron certificaciones que los acreditan como actores políticos capacitados para liderar el cambio hacia energías limpias en sus comunidades. Al empoderar a los líderes comunitarios con habilidades en gobernanza, esta iniciativa promovió una transición energética que también es justa y equitativa. La educación, por tanto, se consolidó como un vehículo para democratizar el acceso a la energía y para fomentar una participación informada y proactiva en la gestión de los recursos.

En palabras de León Valencia, director de PARES, esta cumbre también permitió el intercambio de reflexiones sobre los avances en otros contextos internacionales, como Europa y América Latina. Esta dimensión educativa, que conecta experiencias locales con perspectivas globales, es esencial para construir una gobernanza que sea a la vez incluyente y adaptable a los desafíos propios de cada territorio.

Santa Marta: escenario clave para transición energética

La elección de Santa Marta como sede de la Cumbre de Gobernanza no fue casual. Esta ciudad, ubicada en el Caribe colombiano, es un reflejo de las complejidades y oportunidades que enfrentan las regiones en el proceso de transición energética. Con un entorno natural biodiverso y una fuerte presencia de comunidades indígenas y afrodescendientes, Santa Marta representa los desafíos y oportunidades de un modelo de desarrollo sostenible que considere tanto las necesidades locales como los recursos naturales.

En el contexto histórico y social del Magdalena, una región marcada por conflictos territoriales y disputas por recursos naturales, la transición energética se convierte en una oportunidad para construir paz y reparar los tejidos sociales. Santa Marta, como epicentro de esta Cumbre, reafirmó la importancia de un enfoque que priorice la justicia social y ambiental, reconociendo que solo con una transición justa se podrá garantizar una paz duradera en el país.

Además, la participación activa de instituciones académicas como la Universidad del Magdalena permitió que el evento contara con un componente de investigación y análisis, esenciales para desarrollar políticas que promuevan la equidad energética en la región. Esta contribución académica, en colaboración con el sector público y privado, crea una base sólida para abordar los retos de la transición desde una perspectiva local, posicionando a Santa Marta como un referente para otras regiones de Colombia.

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