La joven oriunda de Concordia, Magdalena, contó los duros momentos por los que tuvo que pasar por causa de una llamada anónima que le marcó la vida.
Ángela Esther Polo Torregrosa de 21 años de edad, se graduó el pasado 11 de junio como enfermera profesional de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, detrás de ese título hay una historia llena de sacrificios, desafíos y mucha resiliencia.
Ella nació en el municipio de Concordia, ubicado en la zona nor-occidental del Departamento del Magdalena, es hija de José Polo Rico y Rosarys Torregrosa Jiménez, su padre es mecánico y eventualmente ejerce el mototaxismo, su madre es ama de casa.
Polo Torregrosa cursó sus estudios de primaria y secundaria en la Institución Educativa Básica Media de Concordia y al terminó del bachillerato, tenía claro que no se quedaría ahí, sino que avanzaría hacia su carrera profesional.
Su sueño de niña era estudiar medicina, sanar personas y servir a la sociedad a través de su profesión. Sin embargo, analizando los costos y habiendo organizado su presupuesto, se dio cuenta que no le alcanzaba, así que ajustó sus planes y voló. Decidió estudiar enfermería que iba de acuerdo con su objetivo.
EL IMPULSO QUE LE FALTABA
La familia, lo habló, lo decidió y se convirtió en el objetivo más cercano. El mero hecho de sentirse cerca de su sueño fue el motivo más grande de alegría para Ángela, por la mente de esta recién graduada de bachillerato no pasaba ni el indicio del camino tan difícil que tendría que recorrer.
El día que viajaba de Concordia rumbo a Barranquilla junto con sus papás, sucedió lo inesperado, un hecho que parece ficción, pero sería la anécdota que marcaría el inicio de su carrera. Su padre José Polo Rico recibió una llamada anónima con la sentencia que esperaban fuera su fracaso.
“Si tú eres un muerto de hambre, cómo pretendes poner a estudiar tu hija en la Universidad, si no tienes con qué”, esas palabras llegaron directo al corazón de Ángela y en su mente se convirtieron en un mantra, ahora no sólo debía ser una profesional, sino reivindicar también a su papá.
Ángela todavía recuerda cada detalle de ese día como si acabara de pasar, reconoce que esa llamada fue muy dolorosa para ella y para su familia que al día de hoy todavía no saben quién se tomó el trabajo de atacarlos en uno de sus días más importantes. «Hay que tener un corazón muy podrido para hacer algo así» dijo.
OBSTÁCULOS Y SACRIFICIOS
Ángela Polo Torregrosa reconoció en diálogo con www.codigoprensa.com que este fue un momento que definitivamente la marcó, pero no para mal, por el contrario la ayudó a ser más fuerte. “Si algo he aprendido de la vida es a convertir las cosas malas que pasan en un impulso para seguir adelante” expresó.
Ángela comenzó el primer día de clases demostrándose a sí misma que sí podía y con la claridad de que se convertiría en el orgullo de sus padres, se dijo a si misma que no importa lo que tuviera que pasar y las veces que cayera, se levantaría porque tenía clara la meta.
Cuatro años después del incidente que le dio un impulso a su alma y a su voluntad de superación ella siente que le respondió con sus acciones al malintencionado que con una llamada menospreció su fuerza y la persistencia de su padre, que la acompañó en todo el proceso.
Ese hombre al que calificaron de «Muerto de Hambre» hace 10 días celebró el grado de su hija con orgullo, convencido de que hizo lo necesario para que fuera una profesional y Ángela con el agradecimiento hacia un hombre que le sostuvo la mano mientras avanzaba hacia el logro más importante de su vida.
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