En un estadio de fútbol a medio hacer, aproximadamente 6.000 personas, presenciaron el variado programa de apertura de las justas deportivas inspiradas en Simón Bolívar.
Signada por evidentes discrepancias, se le dio comienzo en Santa Marta (norte de Colombia), a los decimoctavos Juegos Bolivarianos.
Entre el agridulce que representó ver el nuevo estadio de fútbol sin terminar y la emotiva revista de la apertura, se encendió el pebetero de las justas.
Cerca de 6.000 personas ocuparon las tribunas occidental, norte y sur del escenario; mientras que en oriental fue ubicada la tarima.
El certamen fue instalado por Rafael Martínez, alcalde local; Danilo Carrera, presidente de la Odebo; y Clara Roldán, directora de Coldeportes.
LAS SOMBRAS
Todos los asistentes tuvieron que sortear las dificultades de una vía de acceso tortuosa por su pésimo estado y notable inestabilidad.
Sobre la carretera que conduce al estadio, fue palpable la escasa presencia de efectivos de la Fuerza Pública que brindaran seguridad.
A pesar de los esfuerzos de la organización, en el camino al nuevo estadio de fútbol, había muchos revendedores de la boletería que era gratuita.
La falla en el montaje estuvo representada en el hecho de que la pantalla principal no proyectó los aspectos más importantes de la apertura.
LAS LUCES
La muestra de fuegos pirotécnicos en las transiciones del programa y el homenaje audiovisual a las glorias del fútbol samario, sobresalieron.
La voluminosa coreografía que le rindió tributo a la cumbia, hizo correr las emociones por las graderías del escenario Bolivariano.
La participación de Li Saumeth, Mayte Montero, Chocquibtown y el samario Carlos Vives; enriquecieron la gala musical de iniciación.
Finalmente el homenaje a los juglares Juancho Polo Valencia, Abel Antonio Villa y Francisco ‘Pacho’ Rada; fue el mejor colofón.