Quizá la mejor explicación sobre la prodigiosa imaginación de Gabriel García Márquez la hizo su padre: “tenía una capacidad para inventar más allá de la realidad que veía. Siempre he dicho que tenía dos cerebros. A mí nadie me quita la idea de que Gabito es bicéfalo”, decía don Gabriel Eligio García.
Uno de esos supuestos textos perdidos ha salido a la luz en México, en la colonia Roma, en el nuevo escaparate de la Fundación Slim, en una habitación y frente a una cama, en un librero virreinal, según informó el diario El País.
El manuscrito de Cien años de soledad que Gabriel García Márquez le regaló a su amigo, el crítico mexicano Emmanuel Carballo (Guadalajara, 1929).