Los pequeños productores de café en la Sierra Nevada de Santa Marta enfrentan el clima, los conflictos armados y la Bolsa de Nueva York.
Fredy Cala Jiménez, huyó de la guerra en la Sierra Nevada de Santa Marta en la década del 90 y luego por pandemia volvió al cultivo del café que baja con esfuerzo él mismo.
El café, que cultiva Fredy Cala a 1.200 metros sobre el nivel del mar en la Sierra Nevada de Santa Marta, es cargado en sacos de fique a lomo de mulas por los caminos en medio del fango.
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Es una peripecia descender caminando cuatro horas arreando más de 10 mulas por los caminos empinados, pero Cala es de los resilientes como el mismo le contó a www.codigoprensa.com.
Desde su pequeña finca de nueve hectáreas en la vereda Nuevo Mundo en el corregimiento de San Pedro, Fredy Cala comienza su caminata apeando las mulas colmadas de sacos.
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DESAFÍOS CAFETEROS
Según indicó el pequeño productor Cala Jiménez, el arrear, es algo mecánico para ellos al momento de iniciar el descenso de la montaña cafetera.
Sin embargo, debe sortear algunos desafíos, como, por ejemplo, buscar las mulas en la madrugada, pues ellas saben que serán cargadas con 100 kilos del grano y por eso se esconden.
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Pero antes de que ponga en marcha el descenso hay desafíos que ya la actividad afronta como por ejemplo los enfrentamientos entre grupos armados organizados en el macizo, lo cual dificulta el traslado y comercialización del café.
Además, para este 2023 la navidad para los cafeteros en la Sierra Nevada de Santa Marta la definen los precios del café en la Bolsa de Nueva York que han bajado en los últimos dos años.
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