El futuro de José Luis Barros, está lleno de promesas y posibilidades, mientras continúa inspirando a otros a superar obstáculos y perseguir sus sueños.
La vida de José Luis Barros Atehortúa está marcada por la determinación, el esfuerzo y un espíritu inquebrantable, nació el 29 de septiembre de 1990 en Santa Marta, desde edad temprana sus padres notaron que algo era diferente en él.
Justo a los nueve años fue diagnosticado con el síndrome de Asperger, una forma del espectro autista que afecta principalmente la comunicación y la interacción social.
A pesar de la condición médica que la vida le mostró, este desafío no fue obstáculo para definir su futuro, por cuanto desde niño mostró un profundo interés por el deporte, en particular la natación.
Dicha actividad se convirtió en su refugio durante varios años y en la cual obtuvo varios reconocimientos a nivel local, regional y nacional. La estructura y la disciplina del entrenamiento proporcionaron en él una forma de expresión.
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SUPERANDO SUS PROPIOS LÍMITES
A medida que crecía este joven samario se empeñó en mejorar sus habilidades comunicativas y en aprender a asimilar mejor las sutilezas de las relaciones interpersonales.
En este devenir, emprendió el camino hacia la educación superior lo que le permitió inscribirse en el programa de Tecnología en Educación Física Recreación y Deporte, donde fue titulado por la Universidad del Magdalena.
Gracias a las políticas de inclusión de esta Alma Mater, logra un cupo en el Programa Profesional en Deporte, a distancia, donde por su condición recibía un descuento del 90% en su matrícula, logrando obtener su título profesional.
“Le doy gracias a Dios, a mi familia y al querido Rector Pablo Vera. Cuando ingresé a la Universidad mis conocimientos eran bajos y ahora que he logrado este título mis conocimientos son superiores y lo puedo compartir con otras personas”, aseguró.
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