Veredas y demás zonas rurales del Distrito, trabajan con la Alta Consejería para la Paz, para articular planes de turismo sostenible.
El corregimiento de Guachaca, fue uno de los territorios mayormente afectados por el fenómeno del paramilitarismo, y consigo, una violencia desbordada.
La desmovilización del grupo, y el establecimiento de la paz en la agenda nacional, ha permitido que paulatinamente, la población vaya recuperándose.
Por eso, veredas como Casa de Tabla y Quebrada del Sol, le han apostado a dejar atrás el estigma de ser territorios de guerra, para ser destinos de paz.
De la mano de la Alta Consejería para la Paz del Distrito, han venido desarrollando mesas de trabajo, con el fin de impulsarse como sectores turísticos emergentes.
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BIODIVERSIDAD OCULTA
Luego de tantos años de conflicto, las riquezas naturales de estas veredas dejarán de ser utilizadas para la ilegalidad, dando paso a ser exploradas por turistas.
Para tal propósito, el alto consejero para la Paz, Vilbrum Tovar, anunció el inicio de actividades de capacitación turística y comercial para los pobladores nativos.
Indígenas y habitantes de la comunidad rural de Guachaca, serán priorizados para el acceso a programas de gastronomía, gestión hotelería y bilingüismo.
Una apuesta, que además de ser histórica, brinda un aporte valioso, para la reconstrucción de una paz, que más allá del discurso, es sustentable y de desarrollo.
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