El samario Javier Enrique Cantillo Valle, Pastor en la Iglesia Casa Ministerial Di La Palabra y miembro de la brigada de Bomberos Voluntarios de Santa Marta; no estaba asignado para una operación de rescate y sintió el impulso de hacerlo; resultado: le salvó la vida a un muchacho que quería quitársela.
Javier Enrique Cantillo Valle es un samario que desde que conoció la labor que hace un bombero y un pastor; tomó la decisión de dedicarse a salvar vidas y almas.
Nunca quiso ser socorrista y jamás se le pasó por la cabeza convertirse en guía espiritual. Hoy completa una década de pertenecer a la institución y cinco al cristianismo.
Este hombre comenzó su carrera como bombero profesional desempeñándose como conductor. Posteriormente comprendió que su llamado era a salvar vidas.
Con el tiempo se fue enamorando del overol azul que lucen los bomberos y de la Palabra de Dios consignada en la Biblia. ¡Estaba listo para asumir su misión!
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BOMBERO Y PASTOR
Cantillo Valle, está acostumbrado a enfrentar retos, pero el pasado martes 10 de diciembre tuvo su prueba de fuego. Al Comando entró una llamada de emergencia.
Al otro lado del teléfono alguien imploraba la presencia de los socorristas. Un joven de unos 25 años estaba en la terraza de un tercer piso a punto de lanzarse.
Javier Enrique no fue asignado en la misión, pero algo por dentro lo impulsó a hacer presencia. Se trasladó hasta el lugar de los hechos en medio de la incertidumbre.
El hombre entendió que no podía actuar como socorrista. La intervención tenía que hacerla de la mano de Dios. Hablarle como guía espiritual al suicida era la clave.
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VIDAS Y ALMAS
“¡Quieres matarte, pero Cristo quiere salvarte!”. Fue lo primero que Javier le dijo con fuerza espiritual al muchacho desde la escalera para incendios que hizo de púlpito.
El chico lo miraba y lo siguió escuchando cuando le agregó: “¡Él tiene vida para ti y tiene vida en abundancia!”. Cantillo le pidió que bajara para seguir conversando.
“¡El enemigo quiere destruirte; matarte; acabar contigo!”. Clamó quien en ese momento se había convertido en pastor y bombero, y estaba a punto de ser héroe.
Después de 20 minutos cargados de nerviosismo y tensión, el joven permitió que cinco rescatistas y dos agentes de Policía, lo bajaran de la parte alta de la azotea.
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HÉROE DE DIOS
A pesar de su valerosa actuación, Javier Enrique Cantillo Valle no se considera un héroe. Cree que es un hombre llamado para servir en cualquier circunstancia.
Como Pastor de la Iglesia Casa Ministerial Di La Palabra tiene la labor de conducir a su medio centenar de ‘ovejas’ por los caminos que Dios le señala cada día.
Como bombero profesional, sale a las calles de Santa Marta convencido de que se puede hacer el bien. Esta es la primera vez que se enfrenta a un caso de suicidio.
Su esposa, sus tres hijos, su comunidad religiosa, sus compañeros y Santa Marta entera duermen tranquila porque tienen en Javier a un pastor, un bombero y un héroe.
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