Desde hace varias semanas, los vendedores informales vienen pidiendo que los dejen trabajar. Las calles parecen ya tener dueño.
El cerramiento con vallas en el Centro Histórico, se normalizó bajo el justificante de permitirle a las autoridades tener un mejor control del tránsito y movilidad.
Pero estas mismas herramientas, se convirtieron en armas por las cuales la Unidad de Espacio Público, evita el ingreso de los vendedores informales a la zona.