Fernando Martínez Barbosa ingresó sin signos vitales al centro asistencial a las 6 de la mañana y solo hasta las 11 de la noche su cuerpo fue llevado a un cuarto frío en la Clínica ‘La Castellana’.
Historias ‘macondianas’, esas que creemos leer solo en las novelas de ‘Gabo’, aquellas cargadas de realismo mágico son más comunes de lo que nos imaginamos.
Eran las 9 de la noche y el corregimiento de Gaira se encontraba sin luz eléctrica. En medio de esas tinieblas esperaba a las afueras del puesto de salud Carlos Arturo Martínez, hermano de la persona fallecida.
Los vecinos susurraban sobre el infortunio de esta familia. Carlos confirmó lo que tanto se hablaba. El cuerpo de su hermano yacía en estado de descomposición en una habitación de centro asistencial.
Un infarto fulminante le quitó la vida a su familiar en la madrugada, pero el infortunio fue más allá de la perdida, la falta de recursos no le permitían darle cristiana sepultura.
LA ODISEA DESPUÉS DE LA MUERTE
Tras el evento cardíaco, los familiares de Fernando acudieron al CAI de Policía para que les ayudara a contactar una ambulancia para trasladarlo desde Jardines de Gaira hasta el puesto de salud.
Dos horas después se concretó su traslado, pero en un carro particular. Al arribar al lugar donde debería ser atendido, este ciudadano nacido en Barranquilla, pero criado en Venezuela ya no tenía signos vitales.
Fue allí donde empezó el espinoso camino para Carlos Martínez, único familiar de Fernando en Santa Marta. Visitó la Alcaldía, Procuraduría, Defensoría y al final de la tarde la Gobernación del Magdalena, pero en ninguna encontró socorro para su desdicha.
Al no encontrar ayuda, este humilde albañil regresó a Gaira a pie desde la Carrera 1 de Santa Marta. Los 33 mil pesos que lo acompañaban al principio del día habían sido gastados en transportes visitando los entes donde pidió ayuda.
SOLUCIÓN A MEDIAS
A las 11:20 de la noche y luego de 17 horas, un vehículo fúnebre fue enviado por el gerente de la E.S.E Alejandro Prospero Reverand para trasladar el cuerpo de Fernando Martínez al cuarto frio de la clínica ‘La Castellana’.
Sin embargo, cuando Carlos fue en compañía de un veedor de la E.S.E a buscar el cuerpo de su hermano, este había alcanzado el nivel máximo de descomposición. La nevera de ‘La Castellana’ está dañada.
A la hora de la publicación de esta nota periodística, el cuerpo de Martínez ya había sido llevado a una funeraria para su preparación. Mientras tanto Carlos espera que algún ente le brinde el apoyo para repatriar a su hermano a Maracaibo, Venezuela.
Por su parte, Gaira vuelve a tener servicios de salud que fueron interrumpidos por un evento que trascendió lo real, y lo convirtió en el epicentro de una historia sin precedentes en este lugar llamado Macondo.