Después de ser un afamado arquitecto, dramaturgo y creador de historias para títeres; el magdalenense se hundió en el oscuro mundo de las drogas y terminó “secuestrado” por el sórdido barrio bogotano.
En la década de los noventas, Alberto López de Mesa era un soñador al que le pagaban por hacer cosas que le agradaban muchísimo.
Era el genio detrás de la campaña publicitaria de una pareja de pollitos que con una pegajosa frase, invitaban a tener sexo seguro: “sin preservativo ni pio”.
VER: «Sin preservativo ni pío»
La vida lo premió sin ningún esfuerzo. Había cursado su bachillerato entre el Liceo del Caribe y el San Luis Beltrán, y se fue a Bogotá a hacerse profesional.
En la Universidad Nacional de Colombia se recibió como Arquitecto. Tiempo después se volvió dramaturgo y un titiritero de “alto turmequé”.
Con su primera obra: El gusano en el aire ganó el Premio Colcultura. Recibió US$2.000 dólares y recorrido ocho países.
CAMBIO DRAMÁTICO
Ingresó al mundo de la televisión. Trabajó con Jimmy Salcedo en “El Show de Jimmy” y “Do Re Vista”. Allí creo dos personajes: “Corcheo” y “Jimmy Boy”.
Más tarde llegaron nuevas creaciones de la mano de Orbitel, Alpinito y Bona Ice. Todos se han mantenido en el recuerdo de los televidentes.
La fama lo llevó al mundo de las fiestas y la rumba; y las celebraciones trajeron “nuevos mejores amigos” que lo arrastraron a la drogadicción.
Pasó años de crisis atrapado en el barrio El Bronx de Bogotá. Cayó profundo pero una vez más se levantó y hoy transmite su vivencia como un ejemplo.