Ana Mendoza es una mujer samaria que se destaca por sus pinturas plasmadas en macetas, cuadros, llenando su vida de color y la de los samarios.
Ana Mendoza es una mujer samaria que a sus 30 años, descubrió la magia de la felicidad en el arte. Duró 8 años trabajando como chef en varios restaurantes de la ciudad, pero la intensidad de este trabajo se volvió insostenible.
Aunque luchaba por mantenerse en pie y serena, tuvo que acudir a ayuda profesional y fue diagnosticada con trastorno afectivo tipo ansiedad y bipolaridad lo que desencadenó en depresión y otros síntomas.
Mientras buscaba alternativas, un amigo le recomendó empezar a pintar mandalas; estos diagramas simbólicos que representan la evolución del universo, se convirtieron en su refugio.
Ana ha amado el arte desde niña y tiene talento, de pintar mandalas, comenzó a dibujarlas en cuadros, espejos y otros elementos, con el tiempo se dio cuenta que debía renunciar a su trabajo y dedicarse definitivamente al arte que curaba su alma.
MACETAS Y CUADROS PINTADOS
En la exploración por encontrar la manera de ganarse la vida haciendo lo que tanto disfrutaba, comenzó a pintar macetas en casa de su mamá y descubrió que aunque es un tipo de producto que gusta mucho, es muy singular.
Investigó digitalmente y no encontró competencia, se dedicó a embellecer las ‘casitas’ de las plantas y enamoró a sus amigos de su producto, cada vez había más interesados en comprar el producto.
Convirtió su cuenta en Instagram en una tienda virtual y cada vez encuentra más elementos para darles vida a través del color. Ana Mendoza hace parte del colectivo de emprendimiento Mujer Samaria con quienes ha participado en diferentes ferias de emprendimiento.
Su producto es único como ella, que después de reinventarse explora e incentiva su imaginación para hacer piezas maravillosas con mucha técnica inspirada en artistas extranjeros, el arte mexicano y los colores vivos.