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Gobernador Rafael Martínez excluye a Unimagdalena de proyectos educativos

Por Álvaro Quintana Mendoza
La exclusión de la UniMagdalena no es un simple desacuerdo administrativo; es un golpe directo a las oportunidades de los jóvenes del departamento.

La exclusión de la UniMagdalena no es un simple desacuerdo; es un golpe directo a las oportunidades de los jóvenes del departamento.

La exclusión de la Universidad del Magdalena en proyectos educativos liderados por la Gobernación del Magdalena pone de manifiesto una fractura política que sigue dividiendo al departamento.

Mientras en otras regiones de Colombia las universidades públicas son aliadas estratégicas en el desarrollo social, en el Magdalena se prioriza la confrontación sobre la cooperación, con efectos perjudiciales para miles de jóvenes que aspiran a una educación de calidad.

Tensiones políticas que afectan la educación

La relación entre Fuerza Ciudadana, el movimiento político liderado por Carlos Caicedo, y la Universidad del Magdalena se ha caracterizado por una constante tensión.

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En lugar de buscar puntos de encuentro para fortalecer la educación superior en el departamento, las decisiones del gobernador Rafael Martínez reflejan una política excluyente que deja a la principal institución educativa de la región fuera de los proyectos estratégicos.

Un ejemplo claro de esta dinámica se evidenció el pasado lunes 9 de diciembre, durante un recorrido en las obras de la nueva sede universitaria en el municipio de El Banco.

En su discurso, Carlos Caicedo reiteró su narrativa de confrontación hacia lo que denomina la «clase política tradicional», profundizando una división que parece irreconciliable.

Un modelo excluyente en la construcción de oportunidades

El proyecto de la nueva sede universitaria en El Banco avanza con una inversión significativa y promete diversificar la oferta educativa mediante alianzas con instituciones externas.

Sin embargo, la ausencia de la Universidad del Magdalena en estos planes genera preguntas legítimas: ¿Por qué no aprovechar la experiencia y el prestigio de una universidad que ha demostrado ser un motor de transformación social en el departamento?

Mientras en departamentos como Antioquia y Valle del Cauca las universidades públicas desempeñan un papel central en el desarrollo regional, en el Magdalena se opta por colaborar con instituciones de otras ciudades. Este enfoque, más allá de una aparente apuesta por la diversidad, refleja una estrategia política que prioriza el antagonismo sobre la construcción de alianzas locales.

Impacto negativo en los jóvenes del Magdalena

La exclusión de la Universidad del Magdalena no es un simple desacuerdo administrativo; es un golpe directo a los sueños y oportunidades de los jóvenes del departamento.

Con una oferta académica reconocida a nivel nacional, esta institución podría ser un socio clave para garantizar que los programas de educación superior lleguen a más comunidades, especialmente a las zonas rurales.

Los jóvenes que ven en la educación una vía para superar las barreras de la pobreza y la desigualdad merecen políticas que prioricen su bienestar.

Sin embargo, el distanciamiento entre la Gobernación y la Universidad envía un mensaje preocupante: las disputas políticas parecen estar por encima del compromiso con el futuro del Magdalena.

Educación y progreso: un llamado al diálogo

El Magdalena enfrenta desafíos significativos que solo pueden ser superados mediante la cooperación y el diálogo constructivo. La educación superior debe ser un espacio de unidad, donde se integren esfuerzos públicos y privados para garantizar acceso, calidad e impacto social.

Es urgente que los líderes políticos dejen de lado sus diferencias y enfoquen sus energías en construir un sistema educativo inclusivo.

Unimagdalena y el desarrollo educativo

La Universidad del Magdalena tiene el potencial de ser un pilar en esta transformación, pero para ello se requiere voluntad política y un compromiso genuino con las necesidades de la población.

La exclusión de la Universidad del Magdalena de los proyectos educativos del departamento es un error estratégico que pone en riesgo el desarrollo educativo y social de la región.

Si Fuerza Ciudadana y sus líderes continúan priorizando las disputas políticas sobre la cooperación, los jóvenes del Magdalena serán los grandes perjudicados.

El futuro del departamento depende de un cambio de enfoque que priorice la educación como herramienta de progreso. Solo así será posible construir un Magdalena más unido, inclusivo y con oportunidades reales para todos.

VER: Carlos Caicedo Omar

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