Un grupo de actuales moradores que fueron de los primeros en invadir la zona sur de Santa Marta, dicen que el nombre del sector surgió a causa del nacimiento de un pequeño cultivo con alta producción de raíces y hojas lobuladas cerca a la vereda Tres Puentes, en la vía Minca.
¡Vamos pa’ El Yucal! eran las palabras que pronunciaban las personas cuando querían dirigirse a disfrutar en un estadero de la época, ubicado en el sector ‘Tres Puentes’.
El tipo de planta y el lugar geográfico donde se encontraban hicieron que todos le llamaran así. Poco a poco, el nombre: ‘El Yucal’, fue estableciéndose en el imaginario.
Este sector se encuentra dentro de los límtes territoriales que señalan la calle 44 con carrera 66B, la carrera 68 con calle 44 y la calle 46 con carrera 66; un 80% rural.
Hasta hoy se han construido 87 viviendas, cada una conformada por 2 o 3 grupos familiares quienes dependen de un escaso empleo y la actividad económica informal.
PRECARIOS SERVICIOS
Los habitantes de la calle 4 con carrera 68, desde que llegaron al barrio han vivido en el abandono por la ausencia de servicios domiciliarios públicos y equipamientos urbanos.
Hay quienes carecen de la titulación de cada predio y escrituras públicas en dicho asentamiento. La Alcaldía de Santa Marta ha incumplido su promesa con cederlas sus casas.
Ante la falta de alcantarillado, se han construido fosas sépticas en los patios, para permitir que las aguas residuales domesticas estén separadas de la materia orgánica.
La energía eléctrica es intermitente, algunos trasformadores y postes necesitan intervención urgente, aún así, la factura de Electricaribe oscila entre $150.000 y $200.000.
MIGRACIÓN VENEZOLANA
Es notable el efecto de la llegada de extranjeros a la calle 4 con carrera 68. En este sector está la casa del venezolano Eduardo Carrillo, construida en zinc y madera.
Aunque trabaja como albañil, le ha tocado superar dificultades para subsistir económicamente junto a otros seis compañeros con quienes comparte la nacionalidad.
La falta de espacio y el vivir amontonados ha sido su tormento por más de dos años, porque a estas personas no les alcanza lo que ganan para cubrir sus necesidades.
Carrillo acostumbra a comunicarse con sus hijos y su esposa cada dos o tres días a través de llamadas telefónicas para los que requiere $5.000 difíciles de conseguir.
CALLES SIN RECUPERAR
Los sacos de arena son el recurso más efectivo con el que los residentes en ‘El Yucal’ contienen agua y sedimento de los cerros que ingresan a las casas con cada lluvia.
Las corrientes que bajan con una fuerza incontenible, provocan todo tipo de afectaciones en las modestas viviendas que se encuentran la parte baja del barrio.
A través del programa ‘Mi Calle’, la comunidad postuló a la calle 4 con carrera 68 para ser pavimentada pero lamentablemente el proceso está paralizado.
‘El Yucal’ es un populoso sector que le debe su nombre a este bondadoso árbol leñoso que por ahora sigue luchando contra todas las vicisitudes que impiden su desarrollo.