A la hora del balance, la edición 58 del festejo más importante que tiene Santa Marta quedó para el olvido como consecuencia de la mediocridad que hubo en la mayoría de las actividades, la desvalorización del concurso de Capitanas como evento central y el desbarajuste que padece la ciudad en materia de movilidad y servicios públicos durante los días de celebración.
La Fiesta del Mar empezó con el pie izquierdo desde el primer día que debían llegar al aeropuerto de Santa Marta las candidatas a Capitana del Mar 2018.
Por la puerta de arribos nacionales solamente apareció Loren Dayana Londoño Bustos representante por el departamento de Cundinamarca en el certamen.
De allí en adelante imperó la desorganización de la programación oficial que sufrió cambios constantes y el retraso en los horarios de las actividades.
La Ciudad celebró, pero lo hizo con una mediocre oferta de eventos que, en varios casos, llevaron al caos la movilidad, los servicios públicos y la urbanidad.
CAÓTICA LLEGADA
El 24 de julio, técnicamente el primer día de la Fiesta del Mar, debieron llegar a Santa Marta las candidatas a Capitana del Mar en el denominado ‘vuelo real’.
Ese día, la única que pisó el suelo fundado por Rodrigo de Bastidas, fue Loren Dayana Londoño Bustos representante por Cundinamarca en la competencia.
En el aeropuerto Simón Bolívar se unieron a Loren sus compañeras Andrea Corredor Villa (Santa Marta) y María Isabel Pardo Mahecha (Santander).
Las demás jóvenes se presentaron, cada una, por su cuenta. La organización anunció 12 concursantes, pero en esa fecha solamente estuvieron 10 de ellas.
‘REINADO’ DECADENTE
Aunque la elección de la Capitana del Mar no se trata de un reinado sino de un concurso, para ser precisos; en esta oportunidad no fue ni lo uno, ni lo otro.
Desde mediados de julio se informó que en la competencia participarían representantes de 12 entes territoriales, incluida Santa Marta como anfitriona.
Transcurridas 48 horas de haber comenzado la Fiesta del Mar y sin comunicación que informara lo sucedido, el número de chicas se redujo a 10.
La señorita Bogotá, Diana Patricia Quiñónez Hurtado; y la del Valle del Cauca, Ana Milena Mejía Cuadros; nunca hicieron presencia en el certamen marino.
DUDA SINCELEJANA
La incipiente sospecha de que algo podría estar pasando, la planteó el portal digital www.seguimiento.co en una nota publicada el miércoles 25 de julio.
Bajo el título: Candidata de Sincelejo a la Fiesta del Mar: ¿cambiazo o Photoshop?; el medio sugirió que la inscripción de Sincelejo era irregular.
La ‘prueba reina’ la constituyó el cotejo de la fotografía con la que se publicitó a la concursante sucreña y la que se le tomó a la chica que llegó a Santa Marta.
Horas después se pudo establecer que la joven de la primera imagen era Lina Támara Vidal y quien se presentó en la Ciudad es Angie Melisa Macea Bolaño.
EL ESCÁNDALO
La noticia del ‘cambiazo’ dio un nuevo giro cuando la Corporación de Belleza de Sucre desconoció a Angie Melisa Macea Bolaño como su postulada.
Lucy Margarita Cruz González, representante legal de la entidad; informó que la joven no contaba con autorización para participar en nombre de Sincelejo.
En la noche, Diana Marcela Viveros Páez, secretaria de Cultura de la Alcaldía de Santa Marta; respondió que la joven no requería de aval de la Corporación.
La tesis de Viveros Páez estaba soportada en el reglamento del evento. Una publicación del Twitter de www.codigoprensa.com desmintió a la Secretaria.
LA RENUNCIA
La posición de la Corporación de Belleza de Sucre y la caída del argumento de la Secretaria de Cultura de Santa Marta, hicieron que estallara el escándalo.
Angie Melisa Macea Bolaño quedó en medio de la tormenta que por un lado exigía su descalificación y por el otro se solidarizó ante un presunto ‘bullying’.
A las 12:00 del medio día del 27 de julio, la sucreña presentó una carta en la que consignó su renuncia como candidata del concurso Capitana del Mar.
La dimisión dio la razón a los críticos de esta edición de la Fiesta. La organización le dio 24 horas a la joven Macea Bolaño para desocupar el hotel.
MALAS CAPITANAS
Además del desagradable episodio de Angie Melisa Macea Bolaño, análisis a parte merece la evaluación de las capacidades marinas de las concursantes.
Solamente las candidatas de Bolívar, Golfo de Morrosquillo, Santa Marta y Santander; mostraron suficiencia en las pruebas de natación, kayak y esquí.
Lo anterior demuestra que menos de la mitad de las concursantes de este año (cuatro de nueve), fueron capaces de superar la evaluación de los jurados.
Al no tratarse de un reinado de belleza sino un certamen que premia la capacidad que se tenga en el mar, debería hacerse una mejor convocatoria.
CULTURA VS INCULTURA
El colmo fue que cuando la organización de la Fiesta del Mar hizo bien las cosas, la ciudadanía se encargó de arruinarlas por falta de buenos modales.
Esto sucedió con la iniciativa impulsada por el Departamento Administrativo Distrital de Sostenibilidad Ambienta -Dadsa-; que promovió el reciclaje.
La idea consistió en intercambiar botellas plásticas por boletería para asistir al concierto de clausura. La gente concurrió en masa, pero el desenlace fue fatal.
Al terminarse las boletas, las personas tiraron en el espacio público todos los recipientes, convirtiendo en un basurero el punto donde se cumplió el reciclaje.
AGUAS NEGRAS Y FIESTA
De no haber sido por el rebosamiento del sistema de alcantarillado del Centro Histórico de Santa Marta, el desfile náutico de veleros no se habría empañado.
Los barcos de: México, Perú, Portugal, Brasil, Chile, Argentina y Colombia; se convirtieron en una atracción que el público no pudo apreciar con todo gusto.
Aunque la administración del Puerto de Santa Marta informó que más de 30.000 personas visitaron los buques, esa misma cantidad no pudo hacerlo.
El principal impedimento fue la larga fila que había que hacer para ingresar al terminal, en medio de la incomodidad y los malos olores de las aguas negras.
LUCES Y SOMBRAS
En otros aspectos, nadie de la Alcaldía de Santa Marta explicó por qué el artista Manuel Turizo canceló su participación en el concierto de clausura.
Indigno desde todo punto de vista que quienes obtuvieron mucha boletería para los espectáculos musicales gratuitos se hubiesen dedicado de venderlas.
Incalificable que la serenata a la Ciudad haya empezado 12 minutos después de las 12:00 porque el operador de sonido no estaba en su puesto de trabajo.
Apunte final: Aplauso para el Instituto de Deportes, aportó lo mejor de la Fiesta. Pregunta final: ¿por qué lució tan sola Diana Viveros, secretaria de Cultura?