En compañía del director de Corpamag, Carlos Francisco Díaz Granados, se socializó la llegada de millonarios recursos para este ecosistema.
Carlos Francisco Díaz Granados, director de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena; fue portador de buenas noticias para la Ciénaga Grande de Santa Marta.
El pasado seis de febrero, en el municipio de Sitionuevo, el máximo representante de la autoridad ambiental en Magdalena, anunció una millonaria inversión para el ecosistema.
Los caños Clarín Viejo y Clarín Nuevo serán los receptores de 3.574 millones de pesos en obras de restablecimiento de sus caudales que alimentan el complejo lagunar.
Estas dos vertientes presentan altos niveles de contaminación, generada por sectores productivos y ciudadanos; y por la captación ilegal de agua de sus afluentes.
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¡AL RESCATE!
Roger Rodríguez Moreno, subdirector Marítimo y Fluvial del Instituto Nacional de Vías -Invías-; precisó que la inversión permitirá la restauración de la Ciénaga Grande.
Los 3.574 millones de pesos serán ejecutados a instancias de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, que tiene la jurisdicción y la experiencia en este lugar.
Las obras serán ejecutadas en virtud de la urgencia de preservar el santuario de fauna y flora, declarado en el año 2000 como Reserva de la Biosfera, por la Unesco.
Las acciones de intervención a los caños, exigirán la construcción de desaguaderos laterales y mantenimiento de seis estructuras de canalización hidráulica.
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¡LOS PROPÓSITOS!
Además de su biodiversidad de fauna y flora, la Ciénaga Grande de Santa Marta es el lugar donde confluyen las aguas del río Magdalena y varios de la Sierra Nevada.
Históricamente, este espejo de agua se consolidó como motor de desarrollo económico para los municipios de Ciénaga, Puebloviejo, Sitionuevo, Remolino, Pivijay y El Retén.
La Ciénaga Grande de Santa Marta catapultó el desarrollo de actividades piscícolas y agrícolas a pequeña y mediana escala, que significan el sustento de cientos de familias.
Ante las problemáticas de contaminación, tanto el caudal de sus aguas como la cantidad de especies, ha disminuido vertiginosamente, dejando en vilo a los magdalenenses.
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